María Esperanza Calderón García es Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura, y ha ejercido la docencia en los institutos de Castuera y Villafranca de los Barros. Pero los últimos 27 años de su carrera profesional, además de ejercer como docente de inglés, ha sido la única directora del Ies. Fuente Roniel de Fuente del Maestre, su ciudad natal, desde su creación en 1.996 hasta que se ha jubilado el pasado curso.

A lo largo de todos estos años, ha encabezado las numerosas e importantes transformaciones que se han producido en el ámbito educativo y ha luchado para conseguir que el instituto fontanés , en la actualidad, sea un centro de referencia en calidad educativa tanto a nivel regional como nacional.

Este 2023, como recompensa a todo ese trabajo que ha realizado, siempre desde la humildad y alejada de cualquier foco mediático, ha sido la encargada de pregonar las Fiestas en Honor al Santísimo Cristo de las Misericordias.

Así el pasado 13 de Septiembre, desde el balcón del Ayuntamiento y ante una gran multitud de personas congregadas en la Plaza de España, M. Esperanza Calderón comenzó su discurso, en primer lugar, invitando a los fontaneses y fontanesas a celebrar las fiestas, y a celebrar la vida. “La vida es la cosa mejor que se ha inventado” dijo, citando al Nóbel de Literatura Gabriel García Márquez.

Durante su intervención, los allí presentes más todos los que siguieron el pregón a través del canal de youtube del ayuntamiento fontanés, asistieron a un relato pormenorizado de cómo se creó un instituto en La Fuente ; un instituto “que nació de un importante movimiento de conciencia social, además de un compromiso por parte de las autoridades locales y provinciales del momento”.

Calderón García contó cómo vivió todo el proceso desde dentro, en primera persona, y explicó que gracias a la compra de unos terrenos por parte de la Corporación Municipal de entonces, y a una reunión decisiva de ésta con responsables del Ministerio de Cultura en Madrid , el proyecto salió adelante a pesar de la crisis económica que vivía el país.

“A partir de ahí – comentó – todo ha sido una espiral de trabajo duro, de compromiso, de responsabilidad… De tener que entender y valorar todas las partes (algunas antagónicas) , de velar por el beneficio del centro. Sin embargo, también han sido años de recoger los frutos sembrados, de ser testigo del éxito laboral y personal de nuestros muchachos y muchachas”.

No se olvidó tampoco de ninguno de sus “compañeros de batalla” (algunos ya fallecidos) que estuvieron a su lado en esta andadura, ni del trabajo del personal no docente , ni por supuesto del alto nivel de compromiso demostrado por las familias de Fuente del Maestre: “Esto lo hemos conseguido entre todos”, afirmó con rotundidad.

Asimismo, evocó pasajes de su infancia en la localidad y de su etapa como estudiante en Cáceres. Y, sobre todo, tuvo palabras de elogio hacia sus padres de los que dijo haber heredado los valores que han sustentado su trabajo y su vida, como “el sentido del esfuerzo y el trabajo como medio para llegar a mis metas.”

Esperanza tuvo en todo momento presente la figura de su padre , fallecido hace poco, y al que dedicó al final el pregón, visiblemente emocionada.

“ Mi padre me decía con frecuencia que una mujer en casa trabaja mucho , pero no produce”. Una frase que ha marcado su forma de ser y estar en el mundo, y que se resume en la importancia de que una mujer de su época decidiera hacerse a sí misma , y trabajar para ser económicamente independiente.

En coherencia con esos valores que le inculcaron en su familia, su trabajo ha estado impulsado siempre por una firme defensa de una educación pública de calidad, basada en la igualdad de oportunidades sin importar la procedencia de cada cual.

Y apeló, desde su experiencia como directora al amparo de distintas leyes educativas, a que las leyes de educación tengan en cuenta las distintas realidades que pueden darse en una misma clase. Sin duda, uno de los grandes retos de la educación actual.

Por último, y antes de los agradecimientos finales y de los “vivas” protocolarios, recitó el poema “Educar” de Gabriel Celaya, en el que se describe de forma bella en qué consiste eso de ser docente.

En definitiva, y aunque M. Esperanza C. nunca ha sido una persona a la que le haya gustado la exposición pública ni los alardes, desarrolló un discurso bien elaborado y defendido con firmeza. La que le otorga el haber sido siempre una trabajadora incansable e intachable, una persona íntegra, como la definió en su presentación la periodista C. Llamazares.