El pasado domingo se llevó a cabo la Romería del Pozo de San Juan Macías, una jornada que ha superado ya su medio siglo de vida alcanzando su 55 edición y que como cada año, tras las fiestas del Cristo de las Misericordias, patrón de Ribera del Fresno, esta localidad pacense se reúne en torno -al “Padre de los Pobres, Patrón de los Emigrantes y Ladrón de las Almas del Purgatorio”, primer santo misionero extremeño de la evangelización de América, nacido aquí en 1585.

Ubicado en la finca de Vallegarzón, a 4 kms de la localidad, reunía a numerosos fieles, vecinos y peregrinos en un día de acción de gracias “lugar santo para vivir y compartir en comunión con todo el pueblo de Ribera del Fresno. Que San Juan Macías siga intercediendo y fortaleciendo nuestra Fe, confianza , esperanza en un presente y futuro mejor lleno de alegría desde el amor a los que más lo necesitan”, apuntaban desde el Hogar de Nazaret, institución que en el pasado siglo XX conoció de primera mano, como un 23 de enero de 1949, en Olivenza, se obrara el milagro del arroz, reconocido en 1974 por la Iglesia Católica, único de este tipo en el mundo y fue porque la cocinera ribereña, Leandra Rebollo, decidió invocar al beato Juan Macías ante la carencia de alimento.

San Juan Macías, fue canonizado un año después. Hace unos años éste lugar sagrado ha sido incluido entre los destinos espirituales de Extremadura.

La jornada comenzó con una celebración de la eucaristía, a las 12 horas, según manda la tradición, presidida por el párroco pacense José María Redondo Pilo y concelebrada por los sacerdotes de Ribera del Fresno, Francisco Muñoz Moreno, Capellán Mayor de Cartagena y Párroco Castrense de la Iglesia de Santo Domingo, como también Serafín Suárez Hidalgo, recientemente nombrado miembro de la Dirección General del Instituto Español de Misiones Extranjeras (I.E.M.E), en la explanada del pozo, a continuación pudo besarse la reliquia del santo.

Para Francisco Fuentes, emigrante ya retornado de Cataluña hace unos años a su patria chica, reconoce que es tradición ir de romería el domingo después de las fiestas del Cristo al pozo donde el santo hizo su primer milagro”. Y va más allá, “los ribereños quieren mucho a su Santo, sean creyentes, o, no creyentes. En mí juventud se iba con carrozas, animales y andando, hoy en día todos vamos en coche. Allí se asiste a la misa al aire libre y después se busca una sombra debajo de olivos, pinos, o se monta una tienda para comer los productos que cada cuál ha traído de casa. Los que cómo yo, no llevan nada, no tienen problemas, siempre encuentras un conocido, amigo, o, familiar, que muy solidarios te ofrecen de todo” y finaliza: “Es la vida y tradiciones bonitas que aún quedan en los pueblos”.

Como viene siendo costumbre, finalizada la misa se llevó a cabo el concurso de tortilla, gazpacho, caldereta y chanfaina para que tras la sobremesa se diese la apertura a la verbena a cargo del Cuarteto-Orquesta ‘Sal y Pimienta’.

Juan Francisco Llano