Este verano en las Bodegas González Byass en Jerez de la Frontera podrán disfrutar del maridaje perfecto, entre el vino y el flamenco, en un recital donde Jesús Méndez defenderá cuna, virtuosismo y hondura en el ciclo «Solera y Compás». Hablamos con él y catamos lo que el jerezano prepara para la afición.

No sé cuántas veces se habrá arrancado Jesús Méndez con ese ‘alianda’ con el que la prima hermana de su padre, La Paquera de Jerez, pellizcaba el estómago del aficionado mientras ella se aliviaba y ‘paria’ ese cante desde la intuición, la nacencia y el virtuosismo. Tampoco sé cuántas veces Méndez se habrá agarrado el pico de la chaqueta peleándose con el cante; o en cuantas ocasiones Jerez se le ha presentado como un nudo en la garganta, con tanta historia, con tanto arte, con tanta presión. Pero lo que sí tengo claro, es que Jesús Méndez, haga lo que haga, suena ‘a su casa’; con mayore o menores aciertos, como todos, pero sin bajarse del escenario, que eso también es meritorio.

El próximo 15 de agosto en el ciclo «Solera y Compás» en las bodegas de González Byass de Jerez de la Frontera, Cádiz, el cantaor Jesús Méndez recorrerá sus vivencias flamencas hasta ahora, en la que prefiere revisar su propio concepto de otros tipos de cantes, sin dejar ese flamenco jerezano, que para él es su único lenguaje.

¿Qué van a encontrar los aficionados el próximo día 15 de agosto?

Un recital tradicional de cante flamenco donde voy a acordarme de los grandes maestros como Manuel Torre, Caracol, Antonio Mairena, Juanito Mojama o la Paquera de Jerez, aunque también haremos una segunda parte, donde me acompaño del piano de Borja Évora o la guitarra de Pepe del Morao, y donde quiero hacer versiones de nuestra Copla como ese “Ojos verdes”, o el “Romero verde” de Lole y Manuel; acordarme de Lola Flores…, tener presente a todos esos maestros que me han transmitido tanto.

¿Por qué ese cambio?, ¿tiene necesidad de cambiar?

Me apetece, Después de 20 años con el cante que me gusta y me llena que es el tradicional también me apetece sacar esas otras influencias que también tengo. Siempre he escuchado flamenco y no tengo cultura de otras músicas. Algo de tangos, rancheras…, pero poco más. Por mi edad tengo influencias de maestros como El Lebrijano, Camarón, y es el momento de hacer otras cosas.

Un recital en las Bodegas de González Byass de Jerez de la Frontera, ¿no le parece un maridaje perfecto el vino y el flamenco?

¡Por supuesto que sí! Esta bodega apuesta por lo tradicional y es de agradecer. Estos conciertos son grandiosos, es una excelente oportunidad y, además, con instalaciones como de concierto, un sonido perfecto. El marco no puede ser más bonito, el Patio de la Tonelería, y con un tipo de público que va a disfrutar y dejarse llevar. Llevo tres años consecutivos yendo ya y le puedo asegurar que la experiencia es inolvidable. Es un flamenco tradicional, el año pasado, sin ir más lejos, estuve junto a Antonio Reyes, Pedro El Granaíno, Diego del Morao y el baile de Joaquín Grilo.

Este año se acompaña además del piano…

Si, yo creo que el piano sienta bien y a mí, personalmente, me viene muy bien. El piano te da un respiro después de cinco o seis cantes en los que solo te acompañas de la guitarra y las palmas. Me quiero acordar de Manolo Caracol, de la Paquera…, ese contexto, con un piano, te hace crecer como artista.

¿Cuánto pesa llevar el apellido Méndez y vivir en Jerez?

Si que pesa, pero con los años uno lo sobrelleva. Yo doy de mi lo que tengo, no puedo dar más. Lo que, si puedo hacer, desde luego, es prepararme este recital al máximo y darme al público. Que sepa que me he entregado, luego, respecto a los gustos de cada uno, ¡es que es imposible que estemos todos de acuerdo.

¿Cómo se busca la identidad personal en el flamenco?

Cada familia tiene su sello, pero yo me he dejado influenciar por lo que me gusta: Caracol, El Torta, Moneo…, al final no te puedes quedar con nadie. Escuchas a los Pavón…, me voy dejando llevar y creciendo con lo que voy escuchando, ¡a todos los grandes!, y que se me impregne de lo que más me gusta. Es enriquecerte de los grandes maestros.

Sus hijos. ¿que escuchan?

Me escuchan a mi y también otras músicas. En Jerez el flamenco lo mamamos en las fiestas familiares; canta mi abuela, mis hijos…, En Jerez el flamenco lo tenemos que cuidarlo mucho más, y sobre todo ahora con los nuevos tiempos donde la gente joven, en una comunión, por ejemplo, se van a jugar, ponen otra música…

El abrirse el flamenco tanto al turismo, ¿va en prejuicio de este arte?

Cuando Jerez abre sus puertas creo que es algo bonito que enriquece a la ciudad. Jerez siempre ha estado abierta a payos y a gitanos, todos mezclados y dejamos que todos participen. No creo que pierda riqueza: para eso estamos las familias, para compartir este arte.

La música que escuchan ahora los niños…

Son niños pequeños que escuchan música llamativa, la que ponen en Tiktok por ejemplo. Tiene poco de riqueza y al final es una música pasajera.

Desde luego ‘pasajero’ no es el Premio que va a recibir ahora en mayo…

Si, estoy muy contento porque este año la Peña Flamenca El Taranto (Almería) me ha concedido el Trofeo El Taranto por el recital que ofrecí el año pasado junto a la guitarra de Vicente Santiago. Los premios siempre son agradecidos, sobre todo, por el trabajo diario de cada uno.

¿Cuál es su rutina diaria?

Por la mañana estoy ya con la guitarra en la mano acompañándome al cante. Escucho mucho; si necesito ponerme con unos fandangos escucho a los grandes: Pepe Pinto, por ejemplo; si estoy escuchando siguriyas pues me pongo a Manuel Agujeta, Chocolate…

¿Qué es lo que más le sorprende?

Me sorprenden siempre los cantaores porque con los años voy descubriéndole otro sentido a las cosas. La madurez y los años te hacen ver las cosas de otra forma diferente. También leo muchos artículos de compañeros porque me gusta saber de la historia del flamenco porque, no es solamente cantar, sino también escuchar para tener información. Mientras hago deporte aprovecho para escuchar, por ponerte un ejemplo, en el tiempo que tengo es lo que hago, es lo que me gusta.

Hoy por hoy, ¿merece la pena hacer discos?

Económicamente no, pero creo que es bueno que el cantaor deje plasmado cada cierto tiempo su evolución como artista. Es importante. Además, para trabajar, hay que seguir poniéndose al día, también respecto a la prensa. Si quieres estar en un Festival importante tienes que contar algo nuevo. Me gusta grabar porque te obliga. Tenemos que estar siempre trabajando.

¿A dónde cree que camina el flamenco?

Al final está en cada artista; es cierto que las modas están cambiando y lo que se lleva hoy mañana no se sabe. El artista tiene que ser sincero consigo mismo, con lo que quieres contar; cada uno va tejiendo sus vivencias. En el flamenco cada artista tiene su público haga lo que haga.

Palop Flamenco