Existe una ingente e ilimitada y casi infinita posibilidades de realidades y de realidades naturales y realidades humanas, de tesis y datos y conceptos y de artículos periodísticos.
Es casi ilimitada la riqueza real que existe, tanto natural como humana, es casi ilimitada, es imposible abordarlas y acercarse a ellas. Es casi imposible, y, las interpretaciones son como peces o átomos en la mar. Uno, va sintiendo como se alejan las personas y los autores, uno recuerda, las lecturas, de todo tipo de documentos, a lo largo del tiempo, de saberes a lo lago de una biografía personal. Aquellos que tanto destacaban, aquellos que tanto te influyeron, aquellos que estaban en nombre de todos. Aquellos y aquellas.
Diversos a lo largo de cada etapa histórica, podrían ser literatos o ser teólogos o ser filósofos o ser autores plásticos o ser críticos de una especialidad o de otro, o ser científicos, o ser articulistas de opinión, o ser de otros saberes… Y, ahora, que tú o usted, estáis entrando en los bordes de la habitación última. Te das cuenta, que tanta nombradía y tanta fama y tanto boato y tantos laureles, se van apagando…
No es que nadie se acuerde de ellos o de ellas, y, de todas sus obras o producciones, en un terreno o en otro. Pero la mayoría se van enturbiando y entibiando sus recuerdos. Algunos emergerán, pero la mayoría se olvidarán poco a poco, quedará para cosas de expertos y especialistas, quizás, regionalista o quizás provincial… pero es así, así siempre ha sido la vida, el biznieto no recuerda el nombre de todos los bisabuelos y bisabuelas…
Es así, de grandes catedráticos de filosofía y teología estaban sembradas todas las universidades de hace tres siglos en Europa, especialmente, católicas o protestantes o de las iglesias ortodoxas. Grandes nombres, que en su tiempo alumbraban más que los actuales presentes. Y, sobre ellos, la inmensa mayoría de ellos ha quedado un enorme sedimento de olvido. Algunos conservarán algunos manuscritos en archivos eclesiásticos o civiles, si no han sido pasto de algunos fuegos de algunas guerras o revoluciones, que tantas han surgido en Europa desde hace veinte siglos…
No hay tiempo, ni espacio en una vida para los miles de temas, tesis, ideas, realidades, objetos que existen en el mundo de la Naturaleza, ni en el mundo Humano. No hay tiempo en la vida. Si yo escribiese una página cada día, sobre un tema distinto, no habría tocado o rozado de la realidad, bien o mal, ni quizás el uno por ciento. Aunque escribiese cinco páginas y una, sobre cada tema sucedería lo mismo… La realidad humana y la realidad natural y, si quieren la realidad metafísica es tan amplia y vasta y tan elevada y tan grande que es imposible percibirla y verla y analizarla y tocarla y rozarla.
Esta obra, está formada por miles de páginas escritas, miles de dibujos y pinturas –que están por el mundo y no sé, cuántos seguirán existiendo-. Pues debo reconocer que apenas han rozado la riqueza de lo real, ni la riqueza de la enorme cantidad de interpretaciones…
Uno, uno recuerda, no sabe si con melancolía o nostalgia o ambas cosas a la vez, con tristeza o con ribetes de no entender y no comprender nada. Aquellos intelectuales y sabios en distintas materias, porque uno ha bebido en distintos mares de sabiduría, haya sido mucho o haya sido poco. Uno, recuerda aquellas personalidad que en distintos ámbitos brillaban tanto, y, a ellos tanto les gustaba brillar. Uno, uno recuerda tantas personas, que han ido pasando por la vida, lectores o escribientes, o que jamás han casi leído o han casi escrito… tantos que se van olvidando…
Y, uno, uno siente, que eso le sucederá a uno también. Que ese es el destino de la vida, aunque ahora la tecnología podría permitir el recuerdo de tantos y de tantas. O, quizás, quedarán y permaneciesen cosas y actos y palabras y recuerdos… pero quizás, eso tenga un coste muy elevado…
Ahora, si creo y estimo, que los actos buenos o malos, aunque no se sepan el origen, si permanecen, alguien que haya realizado alguna cosa o algunas cosas buenas, de forma anónima, quizás si quede, creo que si queda en otras personas. Alguien que haya realizado un acto malo, pienso que quizás, sin saberlo, si queda en otras personas. Si creo que algo de lo bueno y algo de lo malo, de todo lo que hemos ido haciendo, si queda en otras personas, aunque esas personas no lo sepan. Aquello del Buda, la rueda del sufrimiento quizás sea cierto. Quizás, la ebriedad del bisabuelo le sigue influyendo al biznieto, sin éste saberlo. Quizás, la bondad de la bisabuela queda en la biznieta sin ésta saberla. O, algo…
Quizás, una buena frase y verdadera de un artículo, una oración de diez palabras, puede que quede dentro de cien años, en alguna persona sin saberlo, dentro de cien años, porque ese bien y esa verdad ha ido heredándose de forma anónima de una generación en otra generación… Quizás, por eso hay que arrepentirse de lo malo que se haya hecho, y, haya que alegrarse de lo bueno que se haya hecho. Paz y verdad y bien…
JMM Caminero