Esto de las “Cumbres” va llegando a su fin. Ninguna logra ningún avance. Y es evidente , si el ser humano no cambia de estilo o el formato de vida son reuniones inviables que nunca llegarán a ningún tipo de acuerdo.
Está claro que para poder salvarnos nosotros y no tanto el planeta, ya que este tiene capacidad de recuperación, tenemos que eliminar de nuestras vidas el estilo de vida del consumismo. Un consumir por consumir, es el sin sentido que busca en nuestras vidas apaciguar el vacío con objetos materiales.
El ser humano está ciego y no quiere ver más allá de lo externo, por tanto, esas cumbres deberían de no hacerse ya que no tienen ningún sentido dentro de una sociedad donde el ser humano ha decidido por ahora, no cambiar.
Más bien deberían gastarse el dinero en ayudar a los damnificados por las guerras y otras causas que en esas reuniones que son también muy costosas y que sólo sirven para justificarse. Dejar el canto hipócrita de tanta cumbre por el clima sería a lo mejor un buen comienzo. Por lo menos sería menos falsa.
La ONU y otras instituciones llevan ya tiempo demostrando su fracaso tras fracaso y sólo están ahí para gastar dinero público porque su función es prácticamente nula. Paradójicamente se suelen llevar a cabo estas reuniones en petroestados.
El lobby ganadero-agrícola es también, como está diseñado un gran contaminante y destructor de la biodiversidad. Las organizaciones ecologistas mundiales también están vendidas al mismo sistema que las sustenta.
¿Qué queda entonces por hacer?
Para empezar cada uno de nosotros debería hacer una introspección sobre qué necesita realmente en la vida, lo absolutamente necesario, para salir de la manipulación televisiva y consumista que es el factor principal de contaminación.
Cada uno debería de hacer una reflexión de cómo eliminar sus actos son tóxicos para con el otro, es decir deberíamos tratar a los demás y al mundo natural que nos rodea como a nosotros mismos nos gustaría, incluido animales y vegetales.
Y por último, cada uno debería de denunciar a las fábricas contaminantes, a las grandes empresas y lobbies así como a los gobiernos cómplices de estas argucias que contaminan.
Terminar con las guerras en el mundo es una de las bases también para crear una atmósfera de humanidad y prosperidad así como de equilibrio ecológico con nuestro ser viviente llamado Tierra.
Jesús Antonio Fernández Olmedo
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