Hoy, es necesario reflexionar sobre esos conceptos o conceptos realidades. Hoy, debemos admitir que es absolutamente necesario para la civilización, si queremos sobrevivir.
Vivimos en una enorme paradoja o contradicción o mitología, por un lado, nadie niega el valor de las ciencias. Y, que éstas con sus conocimientos y conceptos nos han permitido llegar dónde estamos. Jamás la humanidad, en general, ha vivido y ha llegado a niveles de vida como los actuales. Porque la Medicina, combinación de Biología y otros saberes, ha curado cientos de enfermedades, por tanto, ha alargado la vida humana. Y, así en todo…
Pero ocurre la paradoja, que aquellos que están utilizando cien artilugios cada día, que funcionan, porque las ciencias han aportado saberes de distinto tipo y modo, saberes científicos y saberes tecnológicos, piensan o quieren hacer creer, que en “el resto de los campos que todavía las ciencias no ha mordido con su metodología Galileana, del método hipotético-deductivo crean que no existe opiniones más acertadas y otras más desacertadas”.
Este es el drama de hoy, que en multitud de conceptos o ideas o enunciados, que todavía la ciencia no aborda, o las ciencias no abordan, que entran en el terreno de las Humanidades, pongamos este nombre, es decir, la Filosofía, Literatura, Artes, Cultura en general, etc. y, ante un tema o una cuestión equis, zeta o uve doble, y, existen en cada una, diez opiniones, no podemos mostrar y demostrar que una de las diez opiniones o dos de las diez parecen más racionales y más razonables y más verídicas y por tanto más verdaderas, más llenas de bienes útiles e instrumentales, y, con más bienes morales y más bienes espirituales…
Todo esto de la postverdad, me parece un timo y engaño y mentira enorme, es algo así, semejante, con todas las diferencias que quieran, entre el movimiento que levantaron Sócrates, Platón y Aristóteles contra la sofística, el relativismo y el escepticismo de la verdad, del bien, de los bienes instrumentales, de la bondad, de la belleza…
Llevamos al menos tres siglos, que la filosofía occidental y, otros saberes están sometiendo a una crítica tan radical y tan profunda, a la filosofía y metafísica que viene de siglos, que en muchos sentidos, ha desarbolado y desestructurado esa arquitectura metafísica y ética y filosófica que sostenía occidente. Hoy, Occidente, en muchos sentidos, Europa incluida, está sin metafísica, porque nosotros mismos, nosotros a nosotros mismos, hemos destruido los pilares metafísicos de nuestra civilización. Y, no olvidemos que los pilares metafísicos sostienes los filosóficos, los éticos y morales, y, sobre estos estarían los políticos, la economía, la sociología, etc. Nos hemos desnudado completamente a nosotros mismos, ante la historia, nos hemos producido a nosotros mismos una especie de “suicidio metafísico”. Y, todavía, lo peor encima, es que no nos queremos dar cuenta…
El gran pensador y filósofo y filólogo y escritor Emilio Lledó, publicó, un artículo titulado: La fragilidad del Bien, en Saber/leer del año 1987. Ha caído ya bastante agua y nieve y calor sobre nuestros ojos y corazones desde entonces. Pero Lledó nos habla, entre otras muchas razones, de la crisis y la crítica de estas grandes ideas o conceptos o valores del bien, de la ética, etc.
Puede, seamos conscientes, que cientos de ideas y conceptos, todavía no hayan sido abordados por las metodologías científicas, están todavía en los paisajes y mares de las Humanidades-Filosofía-Artes, y, ante cada uno de esos conceptos, existen siete o diez grandes opiniones. Pero es obvio y evidente, que si analizamos con la razón, la razón que es el instrumento que tenemos, la razón y la lógica y con los datos que disponemos y con los argumentos que tengamos, de esas siete opiniones ante un tema equis, un concepto zeta, o una definición uve doble, o una descripción eme, una es o será más acertada y más racional que otra, una tiene un grado de racionalidad y de veracidad y de bienes instrumentales y de bienes morales y de bienes espirituales, más que otras. Una, es más humana que otra.
Si no admitimos esto, no sé si somos conscientes, que estamos rompiendo y destruyendo los pilares humanísticos y filosóficos y metafísicos y éticos y… que sustentan los Derechos Humanos, la Dignidad de la Persona, La Dignidad de la Mujer y de las niñas, y, tantas otras cuestiones que sostienen el tejido esencial de nuestra civilización y de la humanidad. Todos los grandes valores, que nos han llevado a la situación de tener más derechos, cualquier persona, al menos en Occidente, tiene más derechos, individuales y sociales, como jamás ha tenido en toda la historia de cientos de miles de años.
No caigamos en una vorágine o espiral de la autodestrucción metafísica, de la autodestrucción de los grandes valores y valores morales, porque si lo hacemos, estaremos socavando la propia civilización. Y, vendrá otra, vendrán otras, que quizás, no tengan tantos grandes valores como la Occidental. Este es el tema que nos estamos jugando. Porque los Derechos Humanos se basan en la metafísica, no lo olviden, y, en una determinada metafísica… Y, ésta se basa en admitir que existir opiniones en temas de humanidades y morales y filosóficos que son más verdaderos y bellos y buenos y bondadosos, que otras respuestas… ¡Qué la postverdad y el relativismo de los relatos son falacias y sofismas de sofistas modernos y actuales…!
En definitiva, que existe la verdad, el bien, la belleza… O, existen opiniones racionales y razonables que son más verdaderas, más bellas, más bondadosas y más útiles que otras y, por todo ello, en definitiva más humanas… ¡Quiere usted despertar, una vez por todas, quiere usted atreverse a pensar, Sapere aude, de Kant!
JMM Caminero
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