Con la llegada del nuevo año, ya hemos visto que nuestros bolsillos sólo han hecho vaciarse con más fuerza. Los consumidores queríamos que nuestra factura de luz no se dispara como se ha disparado, incluso por encima de lo que llegábamos a pagar en plena crisis energética.  No es de extrañar que la gente tenga que instalar las placas solares, pero ¿quién tiene dinero para hacer esa inversión? ¿Será lo suficientemente rentable como para amortizar el gasto inicial?

Lo sea o no, estamos cansados de escuchar los factores que han contribuido a tal subida a sabiendas de que dicha propuesta estaba en el ambiente, pero no que iba a tener tanta dureza. El recibo ha recuperado sus cargas fiscales en el peor momento: con los precios de la energía disparados y el mayor consumo invernal. ¡¡Esperamos que las nueve de la noche no se convierta en la hora maldita y que ese clic clic del brasero no nos vaya a costar una pasta!!

Ojalá llegue pronto la postura del defensor del consumidor frente al Ministerio de Transición Ecológica para que no nos sintamos desamparados. Quizá exista alguien al otro lado para escucharnos y darnos la razón. Otra cosa es que consigamos tenerla.

Alfonso Guerrero