Nos olvidamos de la sequía, aunque la padecemos, nos olvidamos de los terrenos de secanos aunque los atravesamos en los vehículos de cuatro ruedas, eléctricos o no.
Pero existen sequías y secanos de tierras y de naturaleza, temporales o permanentes, si el secano es muy grande y muy profundo y mucho tiempo se convierte en desierto. Pero también existen sequías y secanos del corazón, del profundo corazón, no digo del alma, porque el alma, ya se sabe es de Dios –creada por Dios, según el dogma cristiano, que no sufrirá nunca la muerte eterna, aunque si puede ir al Cielo o al No-Cielo, y, el No-Cielo es como la muerte del alma-. Quizás, en otros tiempos estas frases no desentonarían de un escrito y escritor. Pero hoy, estás abocado que la mitad de los diez lectores que dispones se marchen para siempre. Algunos indican que hay que tener los afectos y afecciones del lector sujetos al texto escrito, atraerlo de ese modo, embelesarlo, como diría García Márquez. Otros, creemos que hay que desatraparlo, mejor dicho, darle alimentos para la razón con algo de afectividad y estética.
Hay seres humanos que llevan una sequía y un secano por dentro, durante demasiado tiempo, otros solo a temporadas. Las sequías y los secanos de dentro son más duros que los de fuera. No sé, si serán noches obscuras del sentido o del espíritu, eso de Juan de Yepes-Cruz, que no sé, si a usted le suena y sueña. No sé, si tenemos que rebajar tanto las palabras y los conceptos para que todo el mundo los lea y los perciba. O, hay que dar una frase inteligible para todos, y, otra elevarle un poco más. Es como una mezcla de buen vino con gaseosa.
Hay que cuidar la carne, nadie lo duda, hay que cuidar la mente, nadie lo duda, pero también hay que cuidar el alma-espíritu, que creemos inmortal. Nos preocupamos mucho de que no llueve, no tendremos este verano hielo para el café. Nos duele que no halla suficiente agua en el lago dónde iremos este verano, ya que la playa está lejos de nuestro bolsillo o de la distancia. Pero pocos se ocupan y preocupan de su alma, del secano y de la sequía del alma…
Todo esto, me lo ha recordado y más cosas al encontrarme, darme de bruces con un artículo del maestro del columnismo Francisco Umbral, FU, como él diría, un artículo se puede redactar en veinte o treinta minutos, pero es porque ya llevas décadas haciendo artículos en tu cabeza. Eso es lo que no dijo el maestro Umbral del articulismo… Dicho texto se titula: La sequía, publicado en El Mundo, el 09 del 09 de 1999. Y, como siempre, como hacen todos los articulistas mezclan todas las clases de ovejas y de ovejos en forma de palabras, ideas, imágenes, símbolos, metáforas… El que los lee, puede pensar que solo es floritura de palabras, pero se confunde. Son florituras de ideas y de hechos y de datos y de vocablos, que son espejos y lumbres, para el que se le acerca, dentro de su interior brille una pequeña luz, y, sin darse cuenta se percate de una realidad o de una verdad o de una idea o de un enunciado…
Lo malo de la política es que muchos creen, que unos son totalmente blancos y otros totalmente negros. Este es el grave y gravísimo error. Y, todos tienen sus claroscuros, aunque puedo aceptar que unos más que otros, y, en unas épocas unos tienen más que otros. El Estado del Bienestar de Europa durante décadas, en parte pagado por el Oso norteamericano, se debió, a la razón última y esencial, de que Europa no se lanzase a las manos del Oso soviético. Esa es la razón, ya se olvida la historia. De tal manera, que a cambio de pagarnos en parte el Estado del Bienestar en Europa, los pueblos de Europa, surgidos de dos cruentas guerras europeas y mundiales, se apaciguasen. Las personas se sosegasen y no se caían por el volcán y el tobogán de los soviets. Eso, parece que ahora se olvida. Ahora, piensan que no hay temor de que suceda esto, y, entonces, ya quieren cortar el grifo, que cada uno se pague sus lanzas y sus flechas y sus escudos y sus mallas y sus dagas. Esto es el resumen de los líos que arrastramos estos últimos días, semanas, meses y algunos años…
Se abre el grifo y cae agua, y nadie se ocupa y preocupa en demasía, pero durante siglos, una mala estación de agua, suponía el hambre, para miles y decenas de miles de personas de los campos de esta tierra. No sabemos lo que los pueblos han disfrutado durante siglos, pero también lo que han sufrido durante siglos. No sabemos los dolores del alma y de la carne y de la mente, que los humanos han pasado. No somos conscientes de todo ello…
Hoy, que mejor o peor tenemos agua en embalses, más llenos o menos, que tenemos agua física y material y liquida, que tenemos agua para el cerebro, existe una enorme cantidad de cultura en todos los modos y maneras, hoy, no nos damos cuenta que estamos en una enorme sequía del alma y de la moral. No digo todo el mundo. Pero hemos caído en una enorme sequía del alma. Solo hay que ver determinados productos que se emiten en algunos medios de comunicación. Someter a los humanos, que los mismos humanos se sometan a sí mismos a tentaciones, tentaciones al mal y las pasiones desordenadas. Es una prueba evidente de la enorme sequía que sufrimos en el alma, es una prueba del enorme desierto que está nuestra alma –sálvese quién se salve, pero esta es la realidad-.
O, nos cuidamos el alma de forma correcta, o, nos destrozaremos a nosotros mismos, nos moriremos de pena y angustia. El alma merece ser regada de forma correcta, igual que el cuerpo-carne, e, igual que la mente-cerebro-consciencia-inconsciencia… Paz y bien.
JMM Caminero
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