El Papa León XIV impuso el palio arzobispal (una vestidura de lana blanca en forma de collar) al Arzobispo de Mérida – Badajoz, D. José Rodríguez Carballo. Un gesto que simboliza la comunión con el Pontífice y que tuvo lugar en el transcurso de una eucaristía celebrada en la Basílica de San Pedro, en El Vaticano.

Rodeando al Papa en dicha ceremonia, dos diáconos de la Archidiócesis citada:  Alejandro Campos a la derecha en la foto (diácono que realizó parte de su formación en La Fuente, y será ordenado sacerdote en septiembre) y Carlos Rodríguez Álvarez (a la izquierda), el diácono oficial en Fuente del Maestre desde febrero. Éste no ha dudado en contar la experiencia en los micrófonos de Radio La Fuente.

“Cuando me llamaron para que acompañara al arzobispo D. José Rodríguez , no pensé ni de lejos que iba a poder estar tan cerca del Papa. A medida que pasaba el tiempo, volvieron a llamarme para explicarme que iba a formar parte de la ceremonia … Ya sabía que iba a estar en el presbiterio, claro… Hablamos de un espacio enorme… Con suerte, ya uno se contenta de saber que va a poder ver al sumo pontífice desde una distancia razonable …

Pero una vez allí, llega un momento en el que los propios ceremonieros, las personas encargadas de que toda la liturgia se celebre de forma perfecta y sin fallos, me dicen a mi y a Alejandro Campos que vamos a estar cada uno a un lado del Papa… Y entonces es cuando me doy cuenta de que voy a vivir algo inolvidable.”

Rodríguez Álvarez comenta que, cuando se lo anuncian, empieza a sentirse “muy nervioso, feliz por un lado y por otro nervioso por la responsabilidad que suponía ser asistente del mismísimo Papa, por la incertidumbre de saber si uno va a tener la dignidad que dicho servicio requiere…

Cuando le vi acercarse allí, en esa basílica y esa ciudad que tanto representa para la historia del cristianismo, en la que se respira aire pontificio, y en la que se siente el cariño que se le tiene a León XIV, yo me sentí como alguien muy pequeño que tenía el privilegio de estar asistiendo a algo muy grande … Estuve todo el tiempo a su lado, le miraba de reojo, casi aún sigo sin creérmelo”, dice emocionado el joven diácono fontanés.

También ha contado que pudo intercambiar algunas palabras con él: “Cuando supo que éramos españoles, enseguida se dirigió a nosotros en castellano, ya se sabe que ha estado por ejemplo muchos años en Perú. Y todo el tiempo que pude observarle, sentí que no era alguien  que impusiera superioridad, sino todo lo contrario. El Papa me ha transmitido mucha paz y cercanía”.

Una experiencia que jamás pensó que iba a vivir , y que califica de “inolvidable”.

Para Rodríguez Carballo, la recepción de este palio tuvo lugar en una fecha muy especial para él; ya que se cumplían 48 años desde su ordenación como sacerdote en la Iglesia de San Salvador de Jerusalén.