Vivimos en la sociedad de la información, basada en la recogida y manejo de información, en la producción de ideas creativas, en la solución de problemas y en la rápida respuesta a nuevas situaciones.
En la sociedad de la información el valor añadido se desplaza de la producción a los servicios. Sin embargo, en el sector servicios no se ha producido todavía todo el aprovechamiento que tienen y que son la base del desarrollo económico y social. La causa no reside tanto en la tecnología en sí, sino en que hay organizaciones que aún están aprendiendo a utilizarla e integrarla en sus procesos de negocio para la adquisición y compartición de información.
En los servicios, es ahora cuando las tecnologías de la información están empezando a introducirse en el proceso productivo o de negocio en sí. Muchas personas han sabido dar el paso de una sociedad basada en la producción de bienes materiales a otra en la que predominan los bienes inmateriales, capaces de desarrollar a distancia. Incluso han aprendido a usar las redes y a convertirse en los propios publicistas de sus negocios.
Tal como la organización tayloriana fue la respuesta organizativa al progreso técnico introducido por la mecanización industrial, la organización basada en el teletrabajo se está convirtiendo en una de las respuestas al progreso inducido por las tecnologías de la información.
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