La presentación de la novela “El Molino de Dios” (Esdrújula Ediciones:2017), de Mario Peloche Hernández se convirtió, el pasado 16 de febrero en el Centro Cultural “Gómez Sara” de Fuente del Maestre, en un acto creativo cargado de emociones. Así, la presentación (no “al uso”), que corrió a cargo de Concha Llamazares, fue la lectura en voz alta (paladeada e interpretada en su justa medida) de una interpretación personal de la novela, que la periodista y filóloga conectó  con la personalidad y las inquietudes del autor, y de su forma de concebir la literatura, los temas que le obsesionan. Una lectura que comenzó aludiendo a la gran pasión de Mario Peloche por la escritura, su razón de ser y existir: “Es una pulsión – comentaba horas antes en Radio La Fuente -, la necesidad de contar desde dentro, desde el reverso… Y el día que no escribo sufro una suerte de incomodidad existencial”.

Llamazares hizo una analogía entre el proceso de lectura de “El Molino de Dios”, una obra a caballo entre la ficción especulativa y la ciencia ficción, y la travesía por un puente colgante inestable : “( …) uno de esos puentes colgantes , que tantas veces vemos en las películas, suspendidos entre dos montañas brumosas y por el que los personajes deben cruzar sí ó sí para llegar  al otro lado, (…) En definitiva: Que gracias a esta lectura, he realizado una inquietante, y por ello gozosa y adictiva travesía.”

Pero la novela no es inestable por su estructura: muy bien trazada, y bien apuntalada por  el hilo invisible que la cose , y donde nada es casual ni se deja al azar. La sensación de “caminar por el alambre” deviene del tema y del devenir de sus personajes: Personajes, o “personas” para el novelista- y esto es una constante en otras obras de M. Peloche – , que nos adentran en la  posibilidad de que existan mundos paralelos a éste, que están ahí y que se entrelazan .

Aunque hay que decir que la novela es, sobre todo, una obra sobre la complejidad de las relaciones humanas. Peloche es capaz de meterse en la piel de una madre con un hijo autista, la que hace cualquier cosa para intentar salvar al niño de esa vida de incomunicación que la atormenta. O en la de un hombre enajenado, cuya vida transcurre entre visiones, tratamientos psiquiátricos y una profunda autoconsciencia de la que va dejando huella en un diario apasionante.  Asimismo, es muy destacable el esfuerzo del escritor porque cada personaje tenga su propia atmósfera – color ,  y asombroso el trabajo documental que expone (desde ámbitos del saber como la teología, la metafísica, la física cuántica, o  la filosofía, …)  para describir la compleja psique de cada uno.

Lo más emotivo del acto fue cuando el propio autor puso su voz a los pensamientos de Lázaro, el personaje enajenado de la novela: Un texto, escrito a posteriori en un blog, en el que el personaje se enfrenta a la portada del libro: Un ejercicio de “ventriloquía literaria”, con el que el gaditano expresa que los personajes , aún después de haberse escrito cada novela, siguen habitando en él, permanecen. “En realidad, cuando me preguntáis cómo comienzo una novela, es porque siempre se me aparece un personaje que me persigue, que requiere de mi que cuente su historia”.

Posteriormente, se dramatizaron fragmentos de la novela /o textos “bisagra” en las voces de Peloche, C. llamazares y Lillo DeCáceres. Y se abrió un coloquio entre los asistentes.

En definitiva, un acto cultural interactivo que comenzó, hace unos meses,  con la visita de Mario P. a la biblioteca fontanesa, y la propuesta que hizo a su coordinador de presentar el libro en la localidad. Juan Carlos Arévalo, coordinador también del Club de Lectura “José María Padín” , se comprometió a ello y demostró, una vez más, su vocación de gestor cultural público.

Mario Peloche Hernández, por último adelantó algo de sus próximos proyectos literarios: Una novela histórica basada en la figura de la húngara  Isabel Báthory, la denominada “condesa sangrienta” en el S.XVII,  y otra aún en esbozo, que girará en torno a un personaje infantil femenino.