Un verano atípico, sin fiestas patronales y ferias, basado en la tranquilidad y lejano a las aglomeraciones que se daban hace un par de meses. El 9 de julio se conocía la suspensión de la Feria Internacional Ganadera de Zafra, una pena para todos y todas, pero la situación lo requiere. La no celebración de estas fiestas implica una pérdida económica importante para todas las personas que viven del comercio y para los feriantes que recorren el país en un verano.
La Entidad Ferial de Zafra tomaba una de las decisiones más duras para esta ciudad, pero una de las más sensatas. Este año echaremos de menos el ferial repleto de personas, la reunión con amigos y amigas, la visita a los pabellones ganaderos, comerciales y un largo etcétera. Esta feria es visitada cada año por nuestras amistades que proceden de distintas partes de España y que repiten años tras años. En 2020 no se celebrará, pero en 2021 se hará por todo lo alto si cumplimos con las medidas sanitarias y evitamos los rebrotes que se esperan, además de la posibilidad de que exista para esa fecha la vacuna que tanto ansiamos todos.
Una vez más este tipo de situaciones nos hacen recordar la crisis sanitaria por la que estamos pasando. La ciudadanía olvidamos pronto el colapso que se producían en los hospitales en los meses de marzo y abril, recordemos que podemos disfrutar de la libertad, pero con precaución. Aunque no dejan de aparecer rebrotes es algo con lo que ya contábamos pues no paramos de movilizarnos por toda España para recuperar el tiempo perdido.
Celia Picón
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