Su padre violinista le regaló el violín a su hermana cuando era niña pero fue él, Paco Montalvo (Córdoba, 1993) el que finalmente se enamoró del instrumento llevándolo a la maestría y a la categoría de ‘flamenco’. Creador y máximo representante a nivel mundial del violín en este arte, su innovación con este instrumento lidera y marca tendencia en la música de nuestro tiempo. Considerado uno de los mejores violinistas del mundo, su técnica y personalidad artística seduce y traspasa fronteras. A sus 28 años ha conquistado los principales escenarios de más de veinticinco países en América, Asia, África y Europa. Además de haber logrado un Disco de Oro, su música registra millones de reproducciones en más de 77 países de todo el mundo.

La crítica internacional y eminentes profesionales le han denominado como genio y un músico deslumbrante, al conquistar a los 18 años la sala principal del Carnegie Hall de Nueva York en una interpretación memorable del “Concierto para violín No 1 de Paganini”. Cuando hablamos de ese momento Paco Montalvo asegura ‘que no lo creía’ Pero era cierto, al igual que el trabajo que nos presenta ‘Leyenda’, una amalgama bien compuesta de estilos de cante flamenco con composiciones propias en el que ha colaborado leyendas del flamenco como El Pele y Carles Benavent, primer bajista de Paco de Lucía. El libreto interior de ‘leyenda’ incluye notas de Alejandro Sanz y Casilda Sánchez Varela. La capacidad de sacarle al violín algo más que lo que se espera, es lo que define a Paco Montalvo. Su simpatía, cercanía y humildad, también. Pasen y lean.

¿Cómo le gusta que le definan?, ¿cómo innovador, violinista o músico?

Me lo preguntaban mucho, pero yo siempre he dicho que quiero definirme como ‘un chico normal’. A mis 28 años me defino como una persona feliz de poder dedicarme a lo que me dedico, y de poder disfrutar de la música, porque creo que es algo único. La música me ha hecho ser mejor persona. Es algo que agradezco a la vida.

La relación con el violín, ¿puede llegar a ser una relación de amor odio?

Si, si…, comenzó de bien pequeño. Tuve la suerte de tener una familia amante de la música. Mi relación con el violín me viene de mi padre que tocaba el instrumento. Comencé por pura imitación a él, ¡aunque fue un regalo a mi hermana!, yo no le hacía mucho caso, pero ¡fíjese como son las cosas de la vida!

¿Y comenzó a tocar el violín en cuanto lo cogió?

Hummm…, tengo una fotito con once meses con un violín…, fíjate, se puede decir que era todo premonitorio…, pero si es cierto que mis padres aseguran que ya con cuatro o cinco años ya empezaba a jugar con él.

Tan joven y ya saca al mercado una ‘Leyenda’…

Pues sí, es mi tercer álbum de estudio y creo, sinceramente, que es un paso fundamental en mi carrera artística. Unir el flamenco y la música clásica que tanto me ha dado en mi carrera…, unir esas dos pasiones, ese sentimiento que tengo hacia el flamenco desde que era un niño…, también he dado otro primer paso que es el de publicar una composición propia, una rumba. Estoy muy feliz musicalmente hablando por lo que ha supuesto para mí este trabajo. Ha sido dar un paso casi definitivo el afianzar todo esto que comenzamos hace ya unos cuantos años. Esa rumba ‘Calleja del Pañuelo’ es un homenaje a ese lugar de mi Córdoba natal.

¿Por qué ese lugar?

Recuerdo pasear por las juderías, por el casco histórico. Iba andando, me paraba y me tomaba una caña, seguía…, y esa ‘Calleja del Pañuelo’ era un lugar que significó mucho en ese tiempo de inspiración, de composición, de dar vueltas a ideas, y retos musicales.

En ‘Leyenda’ cuenta con la colaboración de El Pele y Carles Benavent, ¿qué ha aprendido de ellos?

Muchísimo, ¡son unos maestros! y he aprendido mucho de música, ¡y de la vida! además, me lo he pasado muy bien también. He disfrutado mucho.

Contar con un artista clave, en la evolución musical de Paco de Lucía no debe haber sido fácil…

Bueno, ¡qué le voy a decir! Era un sueño que él quisiera participar en este disco, porque para mí Paco de Lucía fue la persona que me hizo amar el flamenco. ¡Un lujo total!

¿Le dio algún consejo?

Bueno, más que consejo me dijo que le gustaba mucho, ¡la que estaba liando!

Con veintiocho años cumplir tantos sueños, ¿da vértigo, miedo o te impulsa?

Te impulsa a seguir avanzando a pasos agigantados pero ya ves, yo tengo la sensación de haber hecho poco, ¡ya tengo ganas de hacer más!

¿Tiene necesidad de crecer como músico?, ¿se plantea un próximo trabajo sin violín?

No, no. A nivel musical no me lo planteo, porque es que disfruto mucho tocando. Ahora, sí le puedo decir que como productor musical sí.

Con apenas dieciocho años tocar en la sala principal del Carnegie Hall de Nueva York debe haber sido una experiencia increíble, ¿no es así?

Recuerdo que tenía miedo de que todo fuera una broma, y hasta que no vi, pasando por Central Park un cartel anunciando el concierto, no me lo creí. El concierto del Carnegie Hall fue tan especial porque me hizo sentir parte de la historia. Se me ponían los pelos de punta de pensar la de maestros que habían tocado en el mismo lugar donde lo estaba haciendo yo…, ¡increíble! Ahí aprendí que los sueños se pueden cumplir. Aprendí a disfrutar todo eso que estaba viviendo. Todos los referentes, a nivel musical, han pasado por ahí, ¡Paco de Lucía también tocó allí! En fin, que aprendí muchísimas cosas a todos los niveles.

Es evidente que es el único que ha sabido llevar a otros géneros musicales el violín pero, ¿qué referentes ha tenido para poder convertirse en lo que es?

Toda la vida he estado viendo vídeos de grandes músicos, violinistas concretamente, desde que era un niño. A los que siempre he seguido y de los que han hecho tanto por el arte del violín como Isaac Perlman.

¿El flamenco se hace más grande con el violín, o el violín más grande con el flamenco?

Yo creo que todo enriquece y se enriquece al final.

¿Cuál ha sido el mejor secreto que le ha contado su violín en un concierto?

El mejor secreto: el sonido. Yo creo que en el sonido está gran parte del éxito de un concierto. El violín tiene un parte, en su interior, que se llama ‘alma’, ¡como las personas! Y según esté colocada te da un sonido diferente. Para que lo entendamos, es como si fuera una voz.

Entonces, ¿el violín puede cantar?

Sí, sí, sí. Se pueden equiparar perfectamente.

Palop Flamenco