Ingredientes:

  • Cebolla 500 gr
  • Vino blanco 50 ml
  • Patata 400 g
  • Un queso Camembert o similar
  • Bicarbonato sódico 5 g
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal

Elaboración:

En primer lugar, vamos a cortar la cebolla en juliana y en una sartén con el aceite las ponemos a pochar y las vamos dejando hacer a fuego medio hasta que estén bien pinchadas; es decir, hasta que lleguen a caramelizar.

Una vez empiecen a caramelizarse les ponemos en vino y removemos bien y dejamos hacer.

Transcurrido este tiempo, espolvoreamos el bicarbonato sobre la cebolla, removemos y dejamos reducir durante 45 minutos. El bicarbonato consigue que la cebolla suelte sus azúcares naturales y adquiera un bonito tono dorado, según se caramelizan por acción del calor. Con la cebolla caramelizada que hayamos obtenido, cubrimos la base de una fuente apta para horno.

Mientras caramelizamos la cebolla, pelamos la patata y la cortamos en láminas de medio centímetro de grosor. Las hervimos en abundante agua con sal hasta que estén casi tiernas. No hay que cocerlas del todo ya que terminarán de reblandecerse en el horno. Escurrimos la patata y la colocamos sobre la cebolla caramelizada.

Cortamos la parte superior de la corteza del queso y lo colocamos, boca abajo, sobre las patatas. Horneamos a 160ºC durante, aproximadamente, 15 minutos o hasta que veamos que la superficie de las patatas comienza a dorarse. En este tiempo el queso se fundirá y expandirá entre las patatas, quedando perfectamente integrado en el conjunto.