En la Edad Media en España, según el siglo, llegaron a existir cuatro o cinco reinos cristianos, cuatro o cinco reinos de taifas. Es decir, en esta Península Ibérica, al menos diez reinos-Estados.

En este ciclo de ir pasando por los laureles y ferias de articulistas que respiran y crecen en este suelo-aire, le ha tocado hoy, el azar-causalidad a Marian Martínez-Bascuñan, que el 04 de enero del 2015 publicó un artículo en el Diario.es, titulado Ulrich Beck y las paradojas de la globalización. Yo, pienso-opino-percibo, que ya Marx se percató que el proceso histórico, sin entrar en las edades económicas del mundo (esclavitud, feudalismo, servilismo, capitalismo), era que el capital-trabajo se iba concentrando en unos lugares y con unas tecnologías-metodologías que lo convertían en más eficientes. De ahí, su percepción de la enorme cantidad de riqueza material y financiera que este sistema socioeconómico y político había creado. Si no recuerdo mal, algo parecido indicó, como que ningún sistema económico anterior había creado tanto…

Esta es la cuestión esencial, o una de las tres esenciales, desde que confluyeron en 1750, por situar una fecha, la revolución industrial (en sinergía con las revoluciones políticas, consecuencias de las revoluciones religiosas, en paralelo con las revoluciones culturales-ideológicas-filosóficas y científicas…). Todo causó un sistema de cambios en evolución y progresión. Nos montamos en un tren-barco-avión que ya, tiene vida propia, de alguna manera, ya el ser humano no es capaz de detenerlo. Es más, cada vez, llega a nuevos puertos, nuevas metas, nuevos sistemas que emergen desde dentro de él.

Podríamos indicar, que estamos dentro de un huracán-volcán-tornado, y, la humanidad no sabe que hacer para detenerlo-ralentizarlo, me temo, que incluso no sabe que hacer, con total claridad, para dirigirlo y hacia donde dirigirlo. Diríamos que todos los grandes hombres y mujeres de la política y de la economía y de la cultura y del saber y de la religiosidad se unen-dialogan-hablan entre sí. Se relacionarán por teléfono, analizan cuestiones medianas y pequeñas, pero no saben, cómo dirigir este transatlántico enorme de la humanidad. Ahora hemos llegado a la globalización-mundialización, existiendo doscientos jugadores, en mayor o menor grado, en el tablero de la enorme partida de mus o ajedrez. Y, y, la realidad es que, me temo, que nadie sabe con seguridad que hacer. Salvo, intentar que su partida-sociedad-Estado-Nación salga lo mejor posible, tenga el mejor camarote.

Hemos entrado a nadar en el submar de la realidad, nadie posiblemente, percibe, ni concibe toda la totalidad de la realidad. Nadie es capaz de imaginar, los cambios que se producen cada generación, o cada quince o veinte años, todo se vuelca-revuelva, surgen nuevas tecnologías-técnicas, por tanto, nuevas concreciones materiales, económicas, empiezan a situarse en la realidad-práctica, y todo se cambia, la creación-invención del arco y las flechas, no es solo una simple técnica, revolucionaria para su tiempo, sino que poco a poco, fue capaz de cambiar toda la realidad, quizás siglos o milenios, pero al final, surgió otro mundo. Ahora, se encadenan cientos de tecnologías y, con ellas, saberes incomunicados con ellas, y cambian en pocos lustros cientos de aspectos de la realidad, sin ser conscientes de todo ello.

Estamos ya en un único mundo, pero existen doscientos jugadores-Estados, una veintena de grandes jerarquías-interpretadores de todo, metafísica y realidad, que son las religiones, que entre sí, lo más que hacen es tolerarse, y, no en todos los sentidos, existen, al menos cuatro mil lenguas, unas treintena de alfabetos, y, qué decir, de docenas de otros cambios esenciales. Cuestiones que afectan a todos los sistemas y todas las áreas y todos los niveles y todas las formas. El mundo ya es uno, en multitud de parámetros, pero no en otros. La crisis actual, que ya arrastramos, biológica, dos años, es global. Y, las soluciones, solo pueden ser totales-globales-mundiales. Nos guste o disguste.

Somos un enorme gigante, no tanto, como pensamos, pero gigante a nivel tecnológico, y en parte, económico y científico –no tanto como creemos-, pero en todo lo social-humano-humanidades-saberes de la realidad del sentido, como dirían los pensadores filósofos-, en esto estamos en sociedades interpretativas de hace miles de años. Las grandes filosofías y las grandes religiones, que están dentro y detrás de todo el sistema de significado del mundo. Llevan con nosotros dos o tres o cuatro milenios. Diríamos que son productos del Neolítico Antiguo, en su última fase, de la creación de las ciudades-Estados, de los primeros Estados, de los primeros imperios de la Antigüedad. Y, con esos moldes intentamos comprender toda la realidad…

La cuestión, si es que no nos hemos enterado todavía, la gran partida que se está jugando, no es solo que un continente cultural y económico y político y militar, acabe teniendo la predominancia-hegemonía mundial. No es ese el premio o la cuestión. Aunque muchos, muchos en todas las zonas del mundo así, así, lo creen, pero no es eso. La gran partida es si seremos capaces de sobrevivir como especie, desde hoy, hasta dentro de cincuenta años. Es decir, si desde ahora hasta dentro de cinco o diez décadas, somos capaces de tomar soluciones a multitud de problemas, que nos permitan sobrevivir como especie, o nosotros mismos, ayudados por factores internos y externos, simplemente, nos extinguimos a nosotros mismos, o, a nosotros mismos, nos producimos unos sufrimientos-males tan graves, con consecuencias imprevisibles e impredecibles.

¡Esta es la cuestión, esta es la verdadera campana que debemos hacer sonar con racionalidad y prudencia, esta es la gran partida…! ¡Se entera de esto el pueblo, se enteran las elites…!

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Fin artículo 2.865º: “Lo globalizado”.