Durante siglos, en Occidente, salvar la propia alma, ir al Cielo, era uno de los fines esenciales de todo ser humano, sea cual fuese su estrato social o cultural o económico…

Todo ser humano se tiene que enfrentar, alguna/algunas veces a las cuestiones denominadas metafísicas o espirituales profundas o religiosas esenciales, ¿existe Dios, tenemos Alma-Espíritu inmortal o principio de inmortalidad individual, existe un Juicio Particular en el momento de la muerte de cada uno, existe una sentencia y por tanto, la posibilidad de ir al Cielo con el Buen Dios eternamente, o, existe el No-Cielo, la eternidad sin Dios o el Infierno…?

No me atrevo a indicar, como expresan algunos, que estas cuatro grandes cuestiones metafísicas, ya no son ocupación o preocupación de los seres humanos. Yo, estimo que lo siguen siendo, pero cierto es, que quizás, ya no se expresan tanto, ni parecen están en el diálogo normal y rutinario, aunque fuese esporádico.

Por otro lado, el cristianismo, como la gran religión-espiritualidad occidental, cierto que diríamos en distintas interpretaciones básicas (el catolicismo, las iglesias ortodoxas, las iglesias evangélicas y reformadas…), por lo general, en la pedagogía o didáctica o pastoral de la fe, al contrario que en siglos anteriores, no hacen demasiado alarde de la predicación de los famosos novísimos. Es decir, lo que vendría después de la muerte, de cada muerte individual.

Si a eso, se le añade un desarrollo y progreso del ateísmo o los ateísmos, en algunas de sus maneras o formas, o de los agnosticismos o escepticismos religiosos o teísticos o de los novísimos, sea en su totalidad, sea en partes de ellos. Si además, se mezclan, sincretismos, en definitiva, que demasiadas personas, se hacen religiones-espiritualidades-metafísicas según su libre albedrío, algo así, como un supermercado de lo metafísico, cada uno combina los elementos de diversas tradiciones. Si a eso, añadimos sincretismos con elementos religiosos orientales. También el materialismo, hedonismo, relativismo, escepticismo moral y ético que ha aumentado ostensiblemente. La enorme libertad de costumbres, y, las tentaciones hacia el mal, que todo ser humano sufre cada día, y, por tanto, no sabe entender y conocer, al menos, una parte importante de la población, la enorme lucha interior que tiene que desarrollar entre el bien y el no-bien de forma constante y rutinaria y diaria…

Pero imaginemos, por un minuto o diez mil minutos, que las cuestiones metafísicas, tienen una respuesta positiva: Que existe Dios, tenemos alma-espíritu inmortal, existe el Juicio Particular para cada ser humano, existe la eternidad buena o cielo y la eternidad mala o negativa o infierno, y existe el bien y el mal moral y ético y espiritual… Hemos indicado, imaginar por un minuto o diez mil minutos, que esas realidades son existentes y reales. Que no es un invento o imaginación o proyección o dislocación del ser humano, sino que tienen existencia en sí mismas. Entonces, en esta situación, cada ser humano, además de cumplir sus deberes de estado, sus deberes con su familia, sus deberes sociales y políticos y económicos, tiene que ocuparse, cada día, como una cuestión esencial, del destino eterno de su alma, de su ser más profundo y esencial, de la eternidad en la que va/vaya a terminar él mismo…

Esta cuestión o conjunto de cuestiones, en esta hipótesis, tendría que ser una de las ocupaciones y preocupaciones esenciales de cada ser humano, sea cual sea, su estado social o político o económico o cultural o psicológico o… Este sería una de los grandes temas, ocupación y preocupación, que cada ser humano, tendría que tener, cada día, sin menoscabo del resto de deberes de y en la sociedad, personales, familiares, laborales, etc.

En definitiva, cada ser humano, debe enfrentarse a la cuestión del mal moral y mal ético grave o leve, al problema del pecado mortal o pecado leve/venial. Es decir, cada ser humano, tiene que valorar las acciones que emprende, cada día, cada minuto, con racionalidad y prudencia y mesura, pero sin quitar la radicalidad/raíz de cada acto, si los actos que realizamos, entrarían en actos inmorales o moralmente inmorales, o, en definitiva, son pecados mortales o no lo son. Cada ser humano, tiene que valorar, si la acción o acto que va a emprender, es un acto moralmente bueno, bueno ética y espiritualmente, bueno aceptado de este modo por el cristianismo.

O, es un acto malo moralmente, un acto de pecado mortal. Y, si realizamos pecados mortales, aunque sea uno, sabiendo que es un mal moral grave, si tenemos libertad para realizarlo, si somos conscientes de ello, si tenemos la conciencia de que es un pecado mortal grave. Entonces caeremos en un pecado mortal o en un error moral grave, y si, no nos arrepentimos ahora, o en el momento final de la vida, la sentencia en el Juicio Particular, es la condenación eterna…

Por supuesto, que los teólogos del cristianismo, a ellos hay que preguntar, no mi conocimiento sobre estas cuestiones que es muy limitado. Me atengo a la autoridad del cristianismo, y, a la autoridad de los grandes teólogos de la tradición del cristianismo –no entramos ahora, en las distintas interpretaciones de las diversas confesiones cristianas, sobre esta cuestión-. Me atengo al parecer, especialmente, del cristianismo católico –pero ahora no es esta la cuestión…-.

La cuestión es que todo ser humano, sea cual sea su situación social o cultural o económica o biográfica, el gran problema que tiene que dilucidar, es que tiene la obligación de salvar su propia alma (su ser esencial, su mismidad más real), actuar en la vida, de tal modo, que si muriese esta tarde, o, dentro de una hora, se arrepienta de todo el mal que haya podido realizar, y, salvar su propia alma. Este es el mayor negocio existente en el mundo.

Porque siguiendo a Pascal-Unamuno, si actúas como si existe Dios, es decir, intentas hacer el bien y no caer en el mal, si actúas de este modo, si existe Dios, habrás ganado la eternidad con y en Dios y, si no existiese Dios, no habrías perdido nada, porque durante la vida, habrías actuado con un grado de moralidad más alto y más correcto. Este es el gran negocio de todo ser humano, te guste o disguste, salvar la propia alma… Paz y buena eternidad…

JMM Caminero