‘El beso’ nació cuando nadie podía dárselo. En plena pandemia, Alba Molina Montoya (Sevilla, 1978) comenzó su nuevo proyecto con once temas compuestos por amigos cercanos. Esos, que los demás no podíamos tocar ni abrazar, pero con los que, la hija de Lole y Manuel, consiguió estrechar a través de la música. Una música en la que se fusiona jazz y flamenco y en la que, en su voz tan fuerte como aterciopelada, la sevillana desgrana éxitos de toda su carrera y también de la de sus padres. Lo hará el próximo día 7 de julio en el marco del Festival de Flamenco y Fado, en una noche, en la que compartirá escenario con el fadista Joao Caetano. Desde que editara su primer disco (Despasito) en 1997 con el que obtuvo el premio «Artista revelación» en los Premios de la Música y con el que consiguió su primer “Disco de oro”, Alba Molina no ha dejado de sembrar motivos para seguir disfrutando de su propio camino artístico. Tras cinco años con la gira Alba canta a Lole y Manuel vuelve a disfrutar de la música en directo en el escenario pacense, mientras prepara, junto al resto de integrantes, el single de lo que será la vuelta al mercado musical de ‘Las Niñas’. ¿Una necesidad emocional o una reivindicación? Pasen y lean.
A lo largo de su carrera ha transitado por muchos y diferentes caminos musicales, ¿Cómo se siente al compartir su música con un género tan íntimo como es el fado?
La verdad es que no conozco esa música, aunque a mí me gustan todos los estilos, pero lo cierto es que no lo he escuchado, no podría decirte mucho sobre él ni siquiera que tiempo tiene, eso sí, como mínimo me siento abierta a experimentar, con los brazos abiertos y sumamente agradecida. Yo no vengo a cantar, vengo a contarme por dentro.
Presenta su último trabajo, ‘El beso’, ¿cómo lo definiría?
Es el trabajo más personal; el resultado de todo lo que vengo siendo. Lo he producido yo misma con la ayuda de mis amigos que son grandes músicos y compositores. La verdad es que diría que es un disco que encierra más pop jazz que otra cosa, eso sí, con connotaciones de flamenco.
¿Por qué lo ha llamado así?
Hay una canción que se llama ‘El beso’ y me pareció muy bonito el título. Como en ese momento estábamos viviendo esa realidad tan triste que me pareció precioso el título. En plena pandemia ese nombre me pareció que me venía como anillo al dedo. Me pareció muy goloso y muy bonito. Los besos son como canciones, y las canciones como besos, ¿por qué no?
¿Cuál es el beso que a Alba Molina le queda por dar en la música?
Se sabe lo que se ha hecho, pero no lo que se va a hacer. Me gusta volver a la raíz y aunque me guste experimentar al final, lo más sincero, es hacer de donde uno viene.
¿Y cómo surge este trabajo tan dulce?
De una forma muy sencilla. No había una idea preconcebida de hacer un disco, pero me rondaba en la cabeza, eso sí. Un día me encontré con Jairo de Remache y le pedí que me enviara una canción, me la mandó ¡y me pareció alucinante! y de ahí empezaron mis ganas de seguir haciendo este disco. Después, en cuestión de diez días, tenía más de 20 canciones que me pareció algo sorprendente porque, a no ser que las produzcas tú…, pero sin componer ni nada me encontré con canciones que, a cada cual, me gustaban más, ¡no sabía con cual quedarme!
¿Y cómo fue el proceso en plena pandemia?
Hice un trabajo de pre producción en casa pensando en cómo las haría, las visualicé, me metí en el estudio y fui maquetando. Después cada músico en su casa me grababa, entonces íbamos compartiendo: ¿te gusta? ¿bien? Y yo sucesivamente se lo enviaba a otro músico para que metiera otra cosa y así, yo he ido produciendo desde casa y desde el estudio sola, con Jesús Chávez que es el técnico, pero es músico también que me ha ayudado mucho. Es verdad que en algún momento ha venido algún músico como Fran Cortés o alguien a grabar la guitarra, pero eran momentos muy delicados y yo a penas le veía, los veía de lejos. Ha sido un disco que se hizo relativamente rápido y fácil. Me salió redondo, la verdad. La verdad es que me gusta mucho, estoy muy contenta con el resultado.
¿Salen las cosas y se sienten de otra manera cuando un disco se crea así?
Si, obviamente no es tan agradable como estar con tus compañeros disfrutando en un estudio, no es lo mismo, pero yo lo veía de otra manera, la perspectiva siempre es importante. Yo lo veía desde el alivio. Al estar en casa, aburría, sin ganas de ver más series, todo el mundo agobiado, triste…, esa desesperanza, todo lo que se vivía…, era todo horrible…, el momento del estudio era una bendición, no sé cómo hubiera sido grabarlo normal, no lo sé, pero en ese momento a mí, me dio la vida y a los demás también.
Cuando ahora ve éxitos como los de Rosalía, o la música de María José Llergo después de que ya en 2003 usted publicara ‘Ojú’ con Las Niñas, ¿una se siente precursora, o siente que a pesar del doble disco de Platino y dos Premios de la Música no se ha valorado suficiente vuestra osadía musical?
Yo tampoco me pongo a pensar tanto…, reconozco que la base del “Malamente” es el “Ojú”, ¡eso está más claro que el agua!, y lo veo yo, y lo ve todo el mundo. Pero me parece bien que si de alguna manera influyes en la gente para que pueda la música seguir adelante…, la música no es de nadie es un método de viaje, de transmisión. Nada es de nadie. Obviamente si eres Lorca o eres Manuel Molina y tienes tu propio sello en cuanto a tiempo, letras, poesía, rítmica, armonía…, la has sacado tú y la has sacado tú. De hecho, cuando salió Lole y Manuel, no existía antes el flamenco en canción; existía el ortodoxo y clásico, pero salieron cantándole a las mariposas, a las nubes, al sol, al pajarillo y eso cambió todo. A ellos si les preguntas te dirán que fueron pioneros, y es verdad. Es verdad que cuando salieron “Las Niñas” no existía ese tipo de agrupación musical. Nos gustaba la música ‘de negros”, suena mal, pero a mí, me parece chulísimo porque es música de sangre, de fuerza, de raíz, y nos gustaba y nos gusta el soul…, digo que nos gusta porque hemos vuelto hace poco, y tenemos ahora un single que sacar, ¡a ver como sale todo!
Obviamente esos estilos y esa fusión aquí no la había, me gustaría recordar algún grupo anterior a “Las Niñas” de mujeres, que cantara ese estilo…, es para sentirse orgullosa, aunque no me gusta la palabra, pero es para que me entiendas. Ahora llega todo el mundo haciendo otras cosas, pero es que obviamente eso es así; igual que yo después de todo lo que he hecho he vuelto hacia atrás y he hecho las canciones de mis padres, ¡es que estoy funciona así! Uno vuelve a su infancia, a su añoranza. Yo hice lo de Lole y Manuel porque lo necesitaba, y ahora he vuelto con “Las Niñas” porque me apetece.
¿Pesa mucho artísticamente ser la hija d0e Lole y Manuel?
No, no me pesa nada. Si no fuera su hija no habría hecho música o si, no lo sé, pero obviamente no tendría la sangre que tengo, No me pesa nada, estoy agradecida y feliz por eso.
Palop Flamenco
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