La filosofía clásica destaca entre sus pensadores la contribución de Platón. El filósofo ateniense era muy crítico con los sofistas de quienes consideraba que no buscaban la verdad, sino que desplegaban su arte de retórica vacía. Buen símil sobre la acción del gobierno del PP en Extremadura. Un gobierno que oscila en vaivenes enfrascado en la contradicción constante. Dicen una cosa y hacen otra. En pocas semanas, se cumplirán dos años de esta farragosa tragicomedia, con idilios y rupturas, entre las derechas a costa de los derechos de los extremeños y extremeñas.

Esta semana se ha consumado un nuevo pacto, el tercero, entre la señora Guardiola y la extrema derecha. Esta vez concerniente al rescate, tras el naufragio del presupuesto de 2025, del decreto de medidas fiscales. El escritor Tolkien sentenció que “los traicioneros siempre son desconfiados”. Cómo será el grado de difidencia mutua que la misma mañana del debate y votación del proyecto de ley, purgaron el pago del acuerdo registrando la derogación de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura.

Un gobierno cautivo de los caprichos de la extrema derecha constituye un riesgo insoslayable para la convivencia. Últimamente, ha sido la acción política valenciana la que ha marcado la política y pactos regionales en el PP. El señor Mazón, que aquella vez no se escondió en el Ventorro mientras los valencianos padecían la mayor tragedia humana del último siglo, fue el primero que pactó un gobierno con Vox. El coste lo padeció Extremadura donde la señora Guardiola tuvo que trastocar sus principios para acabar pactando con aquellos a los que acusó de deshumanizar a los inmigrantes, negar la violencia machista y tirar a la basura la bandera LGTBI.

Recientemente, ha habido una nueva edición del ‘Pacto del Ventorro’ para salvar al irresponsable dirigente de la Generalitat Valenciana. Un acuerdo que va contra la dignidad de las familias y atenta contra los que menos tienen. ¿Cuál será su consecuencia en Extremadura? Posiblemente, nos enteraremos del precio de manera opaca y torticera. Algunas pistas percibimos cuando comprobamos el reciente registro en la Asamblea de la derogación de la Ley LGTBI de Extremadura, el desprecio del gobierno a la equiparación salarial de los docentes o el proceso de paulatina privatización y deterioro de nuestra educación, sanidad y dependencia.

Nuestra región corrobora, cada día, que el PP no es de fiar en lo que respecta a la transparencia, la coherencia y la gestión desde la política útil. Olvidan demasiado pronto que la responsabilidad del mañana nunca podrá evadirse hoy.