Pasada la festividad de San Antonio de Padua, celebrada ayer 13 de junio por la Iglesia católica, la familia de Antonio Merino Carvajal tiene un motivo doble de alegría. Nacido en Ribera del Fresno el 29 de mayo de 1924, este vecino centenario ha cumplido recientemente 101 años de vida, rodeado del afecto de los suyos en Mérida, donde reside actualmente.

Hijo de Francisco Merino Rodríguez y María Dolores Carvajal Molano, Antonio ha sido testigo de más de un siglo de historia. Es el segundo de ocho hermanos, cinco de los cuales aún viven, y con 101 años, se ha convertido en el mayor y referente indiscutible de su extensa familia.

Antonio vivió su infancia en Ribera del Fresno y, tras cumplir el servicio militar en Lérida, trabajó desde muy joven en el campo. Tras casarse en Almendralejo, ciudad donde residió durante décadas, inició una nueva etapa laboral en Sevilla, en los autobuses urbanos. Posteriormente, se dedicó al transporte por carretera en camiones, hasta su jubilación.

Fruto de su matrimonio nacieron tres hijos, y hoy es orgulloso abuelo de siete nietos y bisabuelo de cuatro bisnietos, con un quinto en camino. Desde hace seis años, vive en Mérida junto a su hija menor, disfrutando de una vejez tranquila, acompañada por el cariño de hijos, nietos y bisnietos.

La historia de Antonio Merino Carvajal es la de miles de extremeños que construyeron su vida a base de esfuerzo, sacrificio y compromiso familiar. Pero también es un ejemplo de longevidad y vitalidad que inspira a varias generaciones.

Desde su Ribera natal hasta Mérida, pasando por Almendralejo y Sevilla, Antonio ha dejado huella en cada lugar y en cada persona que ha compartido con él camino y vida.
Juan Francisco Llano Báez