Las dos sesiones, celebradas a las 10:00 y 16:00 horas, partieron desde la Plaza del Ayuntamiento para recorrer las calles Cura, Mercado, San Juan Macías, La Providencia, Hoyo, Juan Carlos I y Meléndez Valdés, transformando el casco histórico en un verdadero escenario vivo. Durante el itinerario, el público asistente —unas cien personas por jornada— disfrutó de escenas inspiradas en la vida cotidiana, la arquitectura y los acontecimientos de la Ribera del siglo XVIII y XIX.
Un proyecto con alma de pueblo
La concejala de Patrimonio Cultural y Natural, Teresa Rodríguez Rosa, impulsora del proyecto, subrayó el valor colectivo de la iniciativa:
“Desde el equipo de gobierno y desde mi concejalía intentamos mostrar todo lo que Ribera puede enseñarnos. El conocimiento sobre nuestra historia es lo que nos hace protegerla”, señaló. “Como ribereña, deseo aprender un poco más sobre nuestra arquitectura y nuestra forma de vida en aquella época; como concejala, que todo el mundo disfrute tanto como nosotros preparándola”.
Rodríguez Rosa quiso además agradecer “a todas las personas que colaboran, a quienes abren sus puertas, al Ayuntamiento de Villafranca por cedernos parte del vestuario y a los trabajadores municipales por su apoyo”.
“Nunca podremos pagar todo ese sacrificio que hacéis para llegar al fin de escena y mostrar al pueblo su historia. Gracias por hacer crecer y cuidar esa semillita que plantamos”, añadió.
Historia viva desde los archivos
El texto original y la documentación histórica corrieron a cargo de Teresa Fernández García, licenciada en Geografía e Historia, quien investigó en archivos municipales, parroquiales y diocesanos para dar rigor al guion.
“Maduramos la idea y la centramos en el tiempo en que vivió nuestro poeta. Queríamos mostrar qué ocurría en la villa mientras él desarrollaba su vida como jurista, político y poeta. Las microhistorias locales también hacen la Historia”, explicó.
Fernández confesó haberse emocionado al escuchar “en las bocas de los actores las palabras empolvadas que estaban en los legajos de los archivos”, y destacó cómo esta ruta “inicia la pequeña ruta de los portones de Ribera”, un guiño al valor de la arquitectura popular local.
Teatro inclusivo y trabajo coral
La dirección teatral estuvo a cargo de María del Carmen Báez Sánchez, quien destacó el esfuerzo conjunto del equipo:
“Ha sido una pasada de bonito. Sin el respaldo de este gran grupo humano, no hubiera sido posible. Soy muy fan del trabajo en equipo”, afirmó.
El montaje, en el que participaron vecinos de todas las edades y usuarias del Centro La Providencia–Hogar de Nazaret, se convirtió también en una experiencia de teatro inclusivo.
Desde el propio centro, sus responsables agradecieron la oportunidad de participar:
“Ha sido una experiencia inolvidable, llena de emociones, amistad y orgullo por nuestro pueblo. Gracias por hacernos sentir parte de la historia de Ribera. ¡Viva el teatro inclusivo!”.
Música y emociones
El Grupo Folklórico Valdemedel aportó el acompañamiento musical que dio vida a las escenas.“Nos pidieron música para ambientar varias escenas y buscamos las piezas más adecuadas: Fandango extremeño para la del alcalde, Rondeña de Orellana y La Capitana para las poesías, y Fado Batido para el cierre de la ruta”, explicó Borja Masa, miembro del grupo. “Es un placer poner nuestro granito de arena en actividades que aportan cultura y dinamismo al pueblo”.
Voces del público y del reparto
Entre los asistentes, la vecina Manuela Sánchez calificó la experiencia como “un paseo por la historia”:
“Qué buena forma de conocer nuestro pueblo y sus gentes. A veces pasamos por los mismos lugares sin mirar, y hoy he descubierto detalles que nunca había notado. Ha sido un día muy especial”.
La actriz May Cid, natural de Bodonal de la Sierra y vecina de Ribera, destacó el orgullo de participar:
“Hoy he tenido el placer de convertirme en la señora de una de las casas señoriales más emblemáticas. No tengo más que palabras de agradecimiento por esta oportunidad. Nos vemos en la siguiente”, comentó entre risas.
Para Juan Pedro Monzú, quien recreó el oficio de herrador —uno de los muchos oficios representados en la ruta junto a zapateros, herreros, silleros y lateros—, la experiencia tuvo un significado especial:
“Hoy he tenido el placer de participar en la ruta teatralizada de Ribera del Fresno, pero lo más importante para mí es que he tenido la oportunidad de honrar la profesión de herrador que han defendido durante muchos años mi abuelo y mi padre. De esas experiencias que molan de los pueblos. Gracias a todas las personas que lo han hecho posible. ¡Trabajazo espectacular!”.
El párroco José María Redondo Pilo marcó el inicio de la ruta con el repique de campanas de la parroquia de Nuestra Señora de Gracia, añadiendo una nota simbólica a este viaje al pasado.
Reconocimiento y futuro
Desde Izquierda Unida Ribera del Fresno también quisieron felicitar al equipo organizador y a la Concejalía de Patrimonio:
“Ha sido un verdadero espectáculo y un lujo que debe ser semilla de un proyecto de teatro en la calle más amplio y ambicioso. Se ha mostrado nuestro pasado mozárabe, nuestras señas arquitectónicas y relatos históricos extraídos de los archivos. Un auténtico lujo que se debe repetir para disfrute y conocimiento de todos”.
Tras más de tres horas de representación y poco más de un kilómetro de recorrido, “Ribera en tiempos de Meléndez” demostró el poder de la cultura local para unir a un pueblo en torno a su historia.
Un homenaje vivo al poeta del Siglo de las Luces, al patrimonio ribereño y, sobre todo, al entusiasmo de quienes lo mantienen encendido.
Fotos: Fermi Moreno
Redacción: Juan Francisco Llano
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