En una entrevista publicada hace dos años, Jesús Carmona (Barcelona, 1985) decía que se sentía preparado “para todo lo que me venga”. No sé si en ese momento, el bailaor, creador y coreógrafo licenciado en Danza Española y Flamenco intuía lo que le vendría después: recibir el prestigioso Premio Nacional de Danza 2020 en la modalidad de creación (Iratxe Ansa, en la de interpretación) que concede anualmente el ministerio de Cultura y Deporte y que está dotados con 30.000 euros. Un galardón, que en anteriores convocatorias, recayó en artistas como Estévez/Paños y Compañía (Creación) y Dácil González (Interpretación) en 2019; Antonio Ruz (Creación) y Olga Pericet (Interpretación) en 2018; o la Compañía Kukai Danza (Creación) y Manuel Liñán (Interpretación) en 2017.

Y aunque, en su prolija carrera, podemos encontrar muchos motivos para otorgar reconocimiento a la labor de Jesús Carmona, el Ministerio se le otorga «por la profundidad de su trabajo creativo en el que la investigación arranca del respeto a la tradición e innova con destreza reflexiva convirtiendo en material coreográfico un rico repertorio de experiencias» tal y como apunta en nota de prensa. A mi me recibió en el Tablao ‘El Corral de la Morería’ mientras recorría la historia del baile desde los tablaos y cafés cantantes con su obra ‘El camino’. Un espectáculo creado ex profeso para este artista que al margen de su arte, destila humildad y generosidad. Otras virtudes que no tienen premio reconocido, pero sin las que es imprescindible, al menos, obtener otros muchos más fructíferos como son el respeto, y el aplauso. Pasen y lean.

¿Se reconoce en esa descripción del ministerio?

No seré yo quien diga si eso es correcto o no, pero si es verdad que en todos mis trabajos sí me he involucrado en la temática que buscaba. He realizado ese trabajo de investigación y no me he quedado en la superficie; siempre he ido más allá. He cruzado límites, y eso me ha hecho crecer como persona y como artista. Mis valores y mis pensamientos han ido evolucionando conforme he ido involucrándome porque me voy metiendo en los diferentes espectáculos que me interesan. Mis espectáculos siempre nacen de una necesidad personal, o de una cuestión que me ronda por mi cabeza, así que, sí siento que mi trabajo es un trabajo de investigación.

“Respeto a la tradición e innovación” ¿cómo lo ha conseguido?

Yo creo que no consigo nada, ni es mi pretensión. Mi pretensión es ser libre conmigo mismo y con mi realidad, nunca he pretendido ni innovar ni conservar. ¿Que ha podido surgir de forma espontánea?, puede ser y halagado me siento, pero nunca ha sido mi intención.

Premio Desplante en el 52º Festival Internacional de Cante de las Minas de la Unión, Premio El Ojo Crítico de Danza 2019 que concede RNE, Mejor Producción Internacional de Danza en los premios británicos Latin UK Awardas…, ¿para qué le sirven estos reconocimientos?

Leído así, es… (se ruboriza) …, me llena de orgullo…, es algo muy bonito que reconozcan tu trabajo. Es como si me dieran un empujón en la espalda, como si me pusiesen otra mano que me apoyase y no me dejase caer, ni que permitiera que las fuerzas desfallecieran. Y más en estos momentos tan complicados que estamos viviendo. A veces las ganas o la falta de posibilidades o la situación en la que estamos viviendo…, no te hacen perder la ilusión porque la ilusión nunca la he perdido pero sí que te hacen perder la esperanza y a veces estos reconocimientos lo que hacen es eso, ponerte una mano en la espalda para seguir adelante y seguir creyendo en ti mismo.

¿Qué queda del Jesús Carmona licenciado en Danza Española y Flamenco en su ciudad natal?

Creo que queda muchísimo, muchísimo de ese niño inquieto, travieso…, todas mis experiencias me han ido nutriendo y me han ido evolucionando, afilando, sobre todo en la parte artística. Ahora tengo otra seguridad que antes no tenía, cuando no sabía si quiera qué tipo de bailaor, danzaor, bailarín era. Hoy en día sé quien soy. Se cual es mi movimiento, mi discurso, sé cuales son mis movimientos. La raíz está ahí: sigo siendo un polvorilla, impulsivo, nervioso…, sigo teniendo ganas de todo y eso está ahí.

La Covid lo está cambiando todo…, sin ir más lejos yo misma le hice una entrevista en Casa Patas hace un par de años…, ¿cómo se siente cuando ve todos los Tablaos cerrados, y un futuro tan incierto?

Es una pena terrible. Se está produciendo un hueco para siempre en la historia del flamenco, un espacio en blanco increíble. Pero sobre todo lo siento por mis compañeros y artistas que viven del tablao que es su principal ingreso. Ellos son los grandes perjudicados y hay que hacer algo. Es importante que tomemos conciencia, las autoridades y la sociedad, de la importancia cultural que tienen los Tablaos. Me encantaría que se creara algo en apoyo a los Tablaos, a los artistas que son capaces de crear esos momentos tan mágicos.

Conocemos las peticiones de los artistas al Ministerio para paliar la angustia en la que está instalado el flamenco pero a su juicio, ¿qué deben también hacer los artistas?

Los artistas debemos estar unidos. No hay nadie que se esté librando de esto, es muy complicado. Hay que luchar por nuestra cultura, nuestra forma de vivir y hacer que la sociedad tome conciencia. Es lo que yo veo: la sociedad no es consciente de su propia necesidad de cultura. Creo que nos están dando ‘un poquito’ de lado.

#culturasegura ¿cómo podemos convencer al público de que así es?

Es una realidad, ese hashtag nos abraza a todos. Lo estamos haciendo bien, no hay discusión ni duda. Los promotores, artistas…, todos, absolutamente todos, lo estamos haciendo bien y en las estadísticas están ahí.

¿Qué proyectos tiene pendiente a pesar de la pandemia?

Estrenar mi espectáculo ‘El Salto’ que ha tenido que ser pospuesto en varias ocasiones por la COVID…, pero que por fin ya se estrena en el López de Vega el 19 de diciembre. ¡Estamos con muchísimas ganas e ilusión!

¿Cómo definiría el baile flamenco actual?

Es complicado y sencillo a la vez. Creo que el flamenco es un arte libre, siempre lo ha sido. En sus raíces está que ha sido un arte de creación que se ha ido convirtiendo en una tradición. Yo creo que en el flamenco deben coexistir dos tipos de artistas: el que conserva la tradición, y el que busque la vanguardia, que tenga inquietudes, necesidades y que su lenguaje sea el flamenco. Creo que esos dos tipos de artistas deben de vivir, respetarse y admirarse. El flamenco es libertad antes y hoy. Tiene que haber cabida a todo tipo de artistas. Todo tiene cabida, todo es bueno, siempre que esté hecho desde el respeto, la inteligencia, desde el amor al flamenco, a la danza…, el que esté en este mundo sabe que todo lo que esté hecho con calidad tiene mercado.

Por último, ¿Extremadura?, ¿pa cuando?

¡Pues cuando Extremadura quiera que yo esté allí! Yo estaré encantado de estar en una tierra que amo, que me encanta su gente, su gastronomía…,¡Yo feliz! Ojalá alguien reciba este mensaje y consiga poder estar en Extremadura presentando algo de mis espectáculos. Para mi sería un privilegio y un honor.

Palop Flamenco