Ese matrimonio-hibridación de Don Benito-Villanueva de la Serena que emerge como Vegas Altas. Todo nacimiento es esperanzado y temeroso. Es la ley de la vida-naturaleza.

Sesenta mil kilos de cerebro es mejor/más que treinta mil y veinticinco mil. La unión de dos voces es más fuerte que una. La unión-suma de dos esperanzas es una esperanza mayor… Un botijo grande tiene más agua que uno pequeño, un silo de cereal grande más que uno pequeño, una encina grande más bellotas que una pequeña…

Llegaron los viajeros, reales o imaginarios o ficticios, un día que se celebraba La Carrerita, lo popular de siglos mezclado con el presente. Somos en la fiesta. En ellas algo se remueve dentro de nosotros. Puedes que te hayas trasladado a cinco mil kilómetros, pero en la última enfermedad, esa que lleva al tránsito final, si dura unas semanas, en algún momento, recordarás la fiesta de tu pueblo, esos colores y esas voces del pasado, esas miradas y rostros de tus hermanos y padres y abuelos –si es que los ha conocido…-. Es como una ley de la historia, que es una sinfonía de generaciones que se van encabalgando unas en otras, mezcladas y combinadas, personas son y con dolores/alegrías de siete décadas, con otras de cuatro, con aquellas que no llegan a una década, y, con aquellos, las nuevas luces-esperanzas, que apenas van aprendiendo a caminar con las dos piernas, primates evolucionados racionales con alma-espíritu inmortal… Todo eso somos, todo eso somos en un pueblo… cambian y cambiando los nombres de las fiestas, pero siempre es la misma fiesta/Fiesta. Es el intento de la alegría del interior que emerja y tapa las nieblas de las penas…

¡Qué haríamos sin tortilla!, ¡qué haríamos sin tortilla española, que los expertos y especialistas y listos y sabios y eruditos dicen que surgió en la Villa de Villanueva de la Serena! Ahora, formando dos núcleos que se han unido, como formando una tortilla de huevos y patatas, los huevos de Don Benito, las patatas de Villanueva, y, la nueva realidad-entidad, es algo nuevo, es una nueva tortilla mirando con más esperanza la historia. Siempre, lo nuevo, incluso bueno, levanta dolores y temores y dudas.

Pero unir dos localidades y pueblos es una realidad que se ha ido realizando-haciéndose en miles de entidades de todo el planeta. Todo va uniéndose, si va creciendo va como las raíces de una encina, se va enredando unas con otras, unas raíces de la encina con otras de otros vegetales y árboles y arbustos del lugar. Es una tortilla que es la unión de varios elementos-substancias-alimentos para formar-conformar una nueva energía/aceite…

Degustando sentado en uno de esos vientres/cuevas/grutas de edificios donde sirven alimentos y bebidas y conversaciones, se dirigió a mi un lugareño, y me indicó: “Está usted de viaje, está usted de turismo o ha venido a ver a parte de su familia, o sus padres o abuelos son de aquí, y, ha llegado a este lugar a recorrer estos vientos…”.

– No, soy un juntador de palabras y de ideas, paseo por diversos lugares, y, después, formo/construyo tortillas de palabras e ideas, llamadas artículos o columnas periodísticas… -contestó el viajero real o imaginario…-.

– Es usted entonces un escritor o un periodista o un mirador de lugares –replicó el camarero, mientras yo, saboreaba esa invención nacida de la historia y del hambre, esos besos que la patata le da al huevo y al aceite y a la sal y al fuego y al aire, ese símbolo de todos nosotros…-.

– Soy un amante de los sabores de las palabras y, hoy ha tocado su pueblo, y, hoy ha tocado la tortilla…

– ¿Y, qué le parece nuestro pueblo, que ahora, nos hemos embarazado para formar una unidad mayor con Don Benito…? –me replicó el amable camarero o contertulio o tertuliano de los cafés de la ancestral España que duerme y despierta en miles de pueblos…-.

– ¡Pues me parece bien, pero en el artículo que inventaré o imaginaré o redactaré sugeriré que podrían estudiar, realizar una especie de museo al aire libre, con esculturas de la tortilla! Cada año encargar a un escultor o hacer un Premio con ese tema. Al cabo de unos lustros, podrían tener quince o veinte esculturas de colores y formas diversas. Un verdadero museo al aire libre… ¡Un museo de la tortilla que podría ser único en el mundo…! ¡Quién sabe en algún lugar cerrado, también completarlo con dibujos y pinturas y grabados y fotografías sobre la tortilla…! ¡Quién sabe si en la Web del ayuntamiento ir insertando recetas de tortillas posibles, inventadas por ustedes o por el mundo…! ¡Quién sabe si con el tiempo realizar un gran Centro de Estudios sobre la Tortilla y la Tortilla Española…! ¡Quién sabe si escribir y soñar es lo mismo…!

– Se lo diré –contestó enseguida el contertulio, extrañado que un extraño tuviese tantas ideas para que el/su pueblo levantase y volase más alto-, se lo diré a mi primo que está en el Ayuntamiento viejo o nuevo… Quizás, puedan pensarlo y razonarlo y estudiarlo…

– Todo empieza por lo pequeño, por algo muy pequeño, todo paso, recordando al gran maestro/poeta Machado, todo viaje, empieza por un pequeño paso, “lo nuestro es pasar…” –le contestó el viajero y se despidió amablemente…-.

Todo lugar, toda historia, tiene sus impuestos, todo lugar tiene el lugar de los impuestos, en toda la geografía de este país y paisaje y paisanaje, recordando al gran maestro del pensamiento y de la filosofía y de la literatura, Unamuno, en casi todo lugar, se recuerda todavía, existe la calle Tercia. Antiguo impuesto. Aquí en este lugar todavía se conserva el edificio La Casa de la Tercia, dicen que de 1310… Un poco más allá o más acá, según se mire o según de dónde se venga, La Casa de los Bolos, o a un vuelo de pájaro La Jabonera…

Frente a los muros de Nuestra Señora de la Asunción, mirando el misterio y el enigma de los seres humanos. Ese deseo de estar en esta tierra, pero ese deseo de también no ser solo tierra, de no ser solo carne, de no ser solo neuronas, sino también de ser alma-espíritu… El viaje del viajero real/imaginario se despidió de esta villa y corte. Porque en todo lugar dónde exista un corazón humano estará clavada y enclavada toda la humanidad…

JMM Caminero