Muchos hemos querido ser escritores, y, lo hemos sido, pero quizás, después de una vida de trabajo y silencio y fracaso. Quizás debamos preguntarnos deberíamos no haberlo intentado.

Quizás, no teníamos talento, o, quizás, no teníamos suficiente información y formación y cultura, o, quizás no vivíamos y existíamos en la ciudad correcta, o, quizás no teníamos ese carácter de marketing para saber vender el producto, o, quizás teníamos demasiada moral para los tiempos que corren, o, quizás, teníamos que trabajar en otra función, que jamás, te aceptarían, o, quizás, no nos dimos cuenta, que esos cientos de miles en el oficio, y, además la competencia del pasado, o, quizás…

Todo esto, es aplicable también a los pintores, a los diseñadores, a los fotógrafos, a los filósofos, a…, y, también a los articulistas de opinión. Quizás, no deberíamos haber intentado este oficio del columnismo de opinión literario. Porque en todos los oficios considerados y clasificados –cosa que no estoy de acuerdo-, grandes o medios o bajos, en todos, siempre parece hay más personas que botijos…

Muchos, si muchos hemos querido ser escritores, pero no estábamos preparados para este mundo, de una enorme competencia y competitividad. Esta es la verdad y la realidad. En la que tienes que formar grupo o manada estética, que también, si es posible, una ideología o color tiene que apoyarte. O un sistema sociopolítico le conviene esas ideas, y entonces, levanta un movimiento estético, que cambia ideas del pueblo, y, les defiende a ellos. Al final, que es el Renacimiento, El Barroco, El Rococó, el Romanticismo, las Vanguardias…

No se crean ustedes que es solo estética y conocimiento estético e intelectual, no se lo crean. Así, así hemos estado autoengañados y automentidos muchos, yo, también, durante décadas. Cada movimiento estético que surge, si tiene éxito, es porque tiene connotaciones sociales, políticas, económicas, culturales, ideológicas y de todo tipo… Puede que haya alguna excepción, pero muy poquitas…

La prueba, es que con los enorme medios existentes, con la enorme inversión económica que se hace y se ha hecho y se seguirá haciendo, no buscan, no quieren, que queden directorios por ramas del saber o de las artes, y, por territorios de todas las actividades. No desean que exista un directorio virtual, que no tendría coste económico, que en ella puedan estar, si desean estar, los mil poetas de una provincia o de una región, o los mil pintores de una provincia o una región, o, los mil diseñadores de una provincia o una región, los mil filósofos de una provincia o una región… Directorios, que al principio solo sea nombre y curriculum y enlaces, y, después se puede ir amplificando… Directorios de los mil poetas de un territorio equis, solo que existan diez o cincuenta… para que queden o potencialmente queden para el porvenir –ya sabemos, la excusa es que la mayoría son o somos mediocres en todas las actividades culturales…-.

¿Y porqué y por qué no? Es sencillo, aunque se tarda una vida en darse cuenta, porque la cultura, sea el arte que sea, sea el saber que sea, sea la disciplina que sea. Uno se da cuenta, se tarda una existencia entera, que todo está mezclado, que los movimientos artísticos y culturales, que dominan o predominan un tiempo, y, por tanto los nombres y las firmas, son aquellos que tienen interrelación con el poder del momento. El poder es un concepto enormemente complejo, no solo es económico, ni solo político, ni solo cultural, ni solo religioso, ni solo ideológico, sino que es una mezcla de todo y en todo…

De ahí, se va seleccionando desde abajo nombres, desde lo más bajo, local, comarcal, provincial, regional, nacional, continental. Y, así, al final se seleccionan tendencias e ismos y movimientos que en ese momento convienen. No sabemos a quién y a cómo y a dónde. Y, ahora, y, ayer pues los altavoces de cada momento, de cada época y de cada tiempo y de cada cultura: elevan unos movimientos y olvidan otros, elevan unas voces con laureles y otros dejan que se vayan mustiando y marchitando y ennegreciendo y marginando y silenciando y muriendo… ¡Acaso la generación del 27, pongamos un caso, solo están los veinte o treinta que una vez y otra nos repiten…! ¡¿En aquella época no habría en provincias y en barrios de las grandes capitales, personas que podrían tener un valor suficiente y calidad suficiente…!?

Pero no entraron en el circuito duro y esencial, nadie les incentivaban, sus acciones culturales, no se apreciaban, no entraban en los círculos, no se conocían con los que fueron después grandes, grandes con merecimientos, nadie los niega, al final, lo que produjeron se fue perdiendo, lo que pudieron haber producido no lo hicieron, lo que quedó en baúles y cajones, los herederos no supieron que hacer con ello. Y, al final, de la generación del 98, del 14, del 27, solo ha quedado lo que se quería que quedase. Y, lo mismo está ya sucediendo con la famosa generación del cincuenta, y, ya se entreve que la misma jugada está ocurriendo con la generación del 75-80 o de la Transición…

¡En fin, yo soy de la generación de la Transición, de la del 75-80…! ¡Y, ya sabemos lo que está sucediendo…! ¡¿Quizás, no deberíamos haber intentado ser escritores…?! ¡¿Quizás, no deberíamos haber intentado ser columnistas y articulistas de opinión literarios…?!

JMM Caminero