El conflicto que se ha desatado en el Mar Rojo a partir de la guerra en Gaza por parte de Israel al pueblo palestino viene a mostrar aún más las enormes contradicciones en las que está el mundo. Como es de lógica común un conflicto desata otro y así podrá ser de forma exponencial, hasta que el sentido común pueda pararlo.

Tenemos que poner nuestra cabeza, porque para eso la tenemos en funcionamiento, aunque no nos guste y esto supone prestar atención a los hechos que nos rodean y no sólo a lo que me apetece o no me apetece. España con su discurso de escurrir el bulto y no pronunciarse de forma categórica ante el conflicto finalmente entra en él enviando buques de guerra a la zona.

Un gobierno “el más progre de la historia” y que lleva durante su mandato unos gastos en armas los mayores de la historia de España, por lo menos la contemporánea. La ONU no tiene eficacia ninguna y queda evidente ya que es incapaz de detener matanzas de civiles o nuevas guerras que parecen que van asomando por el este. Como tampoco es capaz de incluir a un estado palestino verdadero dentro de su consejo de seguridad y que su voto tenga validez.

Todos los países europeos en vez de conservar su independencia bailan al son de la melodía que marca el paso de los Estados Unidos. Es lógico que siendo así el mapa de situación esto en algunos lugares crezca la violencia ya que se está y no para de sembrarse en esa dirección.

Así que va tocando el turno a las gentes, a las poblaciones, al individuo, a las mujeres, parados, emigrantes, trabajadores, que en comunidad o solos trabajan para que esto cambie y se pare toda esta locura que a la vez nos acaba afectando a todos. Somos nosotros los que debemos de presionar a los de arriba para que esos miles de millones de armamento se gasten en crear puestos de trabajo reales, viviendas.

sociales adecuadas, sistemas sanitarios universales, educación de calidad y gratuita, calidad de vida en los distritos y etc…

Jesús Antonio Fernández Olmedo