Muchos se ofenden porque el resto de los mortales no lo leen, o no compran sus pinturas o… pero la pregunta es: ¿has/n leído a Dante, Homero, Kant, Platón, Shakespeare…?

En el mundo de la cultura y Cultura es fácil, si arañas un poco la superficie de las pieles y de los corazones y de las carnes y de las almas, que enseguida alguien esté muy ofendido y muy herido porque no leen sus textos-libros, no perciban-valoren sus pinturas-dibujos, no tengan en consideración sus composiciones musicales, y, lo mismo sucede con el resto de las realidades culturales, artísticas o de letras o de cualquier otro saber…

Pero la pregunta no es esa, no se tiene que usted sentir ofendido, ni yo tampoco, la pregunta es si usted y los demás, los autores y los creadores y los lectores y los entendidos han leído y pensando y meditado las grandes obras de la humanidad, en esa especialidad y en otras. Además de manuales ortodoxos de los saberes ortodoxos del hoy, de las ciencias en particular…

Si usted mismo como autor o autora o criador-creador de nuevas ideas, frases, palabras, imágenes, conceptos, sonidos no ha leído y meditado y pensado con las grandes obras de la humanidad, ni con manuales que le expliquen, aunque sea de forma de divulgación grandes aspectos de la realidad, porqué y por qué se va a quejar que no lean sus textos. Sea usted racional y racionalizante y racionalizador y prudente. Porqué me van a leer a mí, con mis textos, este mismo artículo periodístico, porqué van a dedicar cinco minutos a mí, si no han pasado meses y años de lectura de esos grandes textos. O, al menos, han compatibilizado esas obras maestras de toda la humanidad, más los manuales del saber ortodoxo, y, después algún tiempo, para dedicarlo a los nuevos, entre otros a este artículo.

Esta es la realidad, los humanos hoy tienen y tenemos mil modos de adquirir conocimientos, ideas, pensamientos, datos, conceptos, imágenes, etc. El mundo, existe un mundo de la cultura y un mundo de las ideas o de las representaciones mentales de mil ideas o de decenas de miles de ideas. La radio, la televisión, los medios de comunicación, los libros, la propaganda, los mensajes orales y mil otros modos, sin olvidar Internet, todo el mundo está atado al móvil, reciben/recibimos miles de informaciones nuevas cada día. Otra cosa es que sean todas ciertas y verdaderas y bondadosas. Tal cantidad de lava de los volcanes de la información es tan elevada que los humanos no pueden asimilar, quizás hoy, en una semana, una persona recibe más datos que una persona hace quinientos años en diez años…

Además, los humanos tienen que aprender un oficio y profesión, tienen que además realizar una función y profesión, para ganarse la vida, tienen que atender a su familia, sea de una manera o sea de otra, y tienen que tener un tiempo de descanso y dormir y realizar las funciones biológicas mínimas para existir, entre otras degustar alimentos, y, tienen que tener un tiempo de ocio…

Si miras y remiras todas estas facetas de la realidad, cuánto tiempo le queda o le resta a un ser humano, a usted o a mí, para leer sus textos o los míos. Muy poco.

Lo único que se puede hacer, es intentar redactar textos o el mensaje que sea, en el medio o forma que sea, en el arte o saber que sea, que tenga el mayor grado de verdad y veracidad y verosimilitud, bien y bienes posibles, bondad, y, algo de belleza. Y, en segundo lugar, podemos entender, lo hemos indicado, que usted no tenga tiempo para leer ese libro de su conocido o amigo o de su pueblo. Ni de leer este artículo o los miles que cada día se sitúan en los periódicos, pero si al menos, la sociedad, debería buscar, el Estado debería buscar una manera, que lo producido no se perdiese, aunque sea para futuras generaciones de expertos y especialistas e investigadores. Eso sí.

Podemos entender y comprender que usted, o yo, no podamos leerle a usted o a mí. Pero al menos, tenemos derechos que nuestros textos y nuestras producciones, aunque sea en forma de imágenes o virtuales, queden para siglos posteriores. Quizás, dentro de cien o quinientos años se perciban de otra manera y de otra forma…

No se ofenda tanto, porque no le lean cientos de miles de personas sus textos y su libro, usted que hace un contenido y material serio, apenas tenga unas docenas de lectores/as y el vecino del quinto que es un influencer, que usted cree solo dice nada más que tonterías, tiene millones de suscriptores. No se ofenda usted por eso. Solo debe intentar que cada texto que construye, en este caso, cada artículo de opinión, en su modestia y sencillez, con más retórica o con menos, acerque a una o a dos verdades, sin ánimo de ofender a nadie.

Usted procure criar y crear miel de alta calidad conceptual y de datos y de argumentos, y, olvídese si solo entran en su restaurante diez o mil personas. Paz y bien.

JMM Caminero