Los articulistas hablamos de todo, sin saber de todo, sin ser expertos en todo. Pero existen temas, que uno está tan alejado de un mínimo de conocimientos que no hay que tocar.

Existen temas muy controvertidos y polémicos, que existen muchas partes en un juicio o enjuiciamiento o concepto, y, por tanto, no siento y me siento capacitado, de una mínima ponderación y equilibrio. Existen otros temas que crean muchas heridas y traumas, y, desde luego, no quiero abrir nuevas. Existen temas muy complejos a nivel moral o psicológico, o con consecuencias imprevisibles e impredecibles –por ejemplo, por ley, todo niño que naciese se debería, si los padres quieren, hacerle el test de paternidad-. Imaginen ustedes esta cuestión, las consecuencias que tendría, a y en muchos niveles de la realidad.

Casi todo el mundo habla mal del poder y de los poderes políticos, estén unos o estén otros. Pero creo que pocas personas son conscientes, de los dilemas y trilemas que cualquier Autoridad Política se enfrenta y enfrentan. Toda la realidad es simple y es muy compleja, toda realidad está formada por muchas variables, y, estas variables, tienen diversos grados de cuantificación. Y, los saberes humanísticos, no son ciencias.

Por lo cual, en multitud de cuestiones estamos en ese estrecho o gran cañón de lo posible y de las posibilidades. Siempre hay que ir tocando y rozando los asuntos. No siendo radicales, sino moderados, es mejor hacer pequeños cambios, que no grandes cambios, porque los pequeños cambios los errores son pequeños, y, por tanto se pueden corregir, los grandes cambios los errores son grandes. Los pequeños cambios permiten otros pequeños cambios, y, así se va acertando, por ensayo y error…

Por otro lado, no deseo tocar y hablar y dialogar de algunos temas, porque no deseo controversias o polémicas o diatribas intelectuales y conceptuales con nadie, ni individuo, ni grupo, ni ideología. Tengo suficientes años y otoños e inviernos para haber entendido varias cosas. Entre otras que las personas, la mayoría no pensamos según la racionalidad más prudente y más racional, sino por intereses o fines o motivos, que muchas veces, ni saben, ni conocen.

O, por heridas y traumas y angustias que han heredado de los progenitores, porque la historia de España ha sido enormemente compleja, en dos siglos, tuvimos tres o cuatro guerras civiles. Es decir, no nos entendemos entre nosotros. No somos capaces de comprendernos entre nosotros. No somos capaces que el llamado “otro”, puede que tenga algo de verdad y de veracidad en su corazón y en su cabeza. Que yo, yo no tengo la total verdad, ni el otro la total falsedad…

También, debo decirlo, casi nadie, casi nadie lo hace, pero yo se lo diré, los que nos dedicamos a esto, a esto de los artículos de opinión, a la escritura en general, todos sufrimos autocensura y heterocensura. La autocensura es de muchas clases y modos y manaras.

Y, la heterocensura, no será por el Estado, que es Constitucional basado en Derechos Humanos, pero si es, por parte de multitud de colectivos, grupos, ideologías, incluso las redes sociales. Hoy, todo el mundo dice que no hay heterocensura. Pero pregúntenle a las personas que se dedican a las viñetas de humor gráfico y al humor, y, éstas les dirán, que cada vez, hacen un humor más abstracto y más general. Porque todos o casi todos, ya tienen la experiencia que si dicen algo sobre algo, ya existirá alguna organización, de cinco o mil miembros, que se sentirá herida, y, enseguida irán al Tribunal de las Querellas…

Existe autocensura, lamento decirlo, existe heterocensura, lamento decirlo. Todos las sufren, todos las sufrimos… en mi caso, me dicen, que si fuese más ácido y venenoso y más agrio y más acerado, quizás, me contrataría algún periódico a nivel nacional, pero como no soy o no estoy en contra de una parte, ni a favor totalmente de ninguna parte –pues, pues mis juicios y palabras son prescindibles, contratan a otra pluma, más polémica, más situada en un lado o contra un lado…-.

Creo que mi modesta obligación como escribiente, tanto en ensayos o en artículos de opinión, o en cualquier otro género, es expresar realidades y trozos de la realidad, es expresar y buscar trozos de verdad con veracidad, es ser racional y prudente, es mostrar bienes –bienes útiles e instrumentales y morales y espirituales-, es mostrar algo de belleza, y, es hacerlo todo con prudencia y sentido común. Ese es mi fin. Por tanto, unas veces, unas frases gustarán a unos, otras frases a otros.

Pero todos deben saber, que no es mi fin, convencer a nadie de nada, sino que cada uno reflexione y piense y analice y recuerde pensando. Es más, este artículo o cualquier otro, abajo tiene comentarios, él o ella expongan y perfeccionen las ideas de este artículo, seguro que sabe más que yo. Mi fin como modesto  articulista no es abrir heridas, ni abrir traumas, ni abrir angustias, ni abrir penas, sino curar, aunque sea poco, suavizar heridas, traumas, angustias, penas. Paz y bien.

JMM Caminero