Hoy el panorama o es de risa a más no poder o bien es surrealista. El premio Carlomagno se da a una persona que entre otros méritos se le reconoce su lucha por la paz mundial.
¿ Y este galardón se le da a una persona que hoy está por gastar a pesar de los recortes que puede ocasionar en armas? ¿Se le da a alguien que no ha movido en términos de riesgo ni un ápice, sólo meras palabras, por cerrar las puertas a las empresas de Israel?
Porque estamos hablando del Jefe ,en este caso la Jefa de una región bien importante en términos mundiales geoestratégicos, como les gusta llamar ahora.
Este premio en todo caso se le debe de dar a una persona de base o bien una asociación que ha recorrido cientos de manifestaciones en pro de la paz, sería coherente. En lugar de un burócrata de Bruselas que por otro lado goza de unos privilegios de primera clase y que el pelo
no se le mueve.
Se supone que es una persona que ha luchado hasta la saciedad por, por métodos no violentos, terminar con una serie de conflictos que acucian en su región o bien fuera de ella.
O a la sociedad de hoy le falta ya un cable o bien la cosa de psicólogos en materia urgente.
Muchos premios van y vienen todos los días, reconocimientos, honores, medallas, aderezados con aplausos y palmadas, y también
dinero en efectivo.
Pero ¿en que se está cambiando o avanzando? Porque diríamos, aparte de estos galardones, que vamos directos a un abismo bien oscuro y sin rumbo.
Se le da premio Nóbel de la Paz a una persona que tenía varios frentes de guerra abiertos nada más que por decir por su boquita que quería la paz.
Nada tiene sentido en un mundo que perdió la cordura hace un tiempo y que va a más en términos de locura colectiva.
Bueno, pues que continúen con sus premios a ver dónde nos lleva a esto.
Nada más por hoy, saludos muy cordiales.
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