1) Porque la costumbre es fuente del derecho. Desde el restablecimiento de la democracia, siempre ha gobernado la lista más votada. Es norma no escrita, tradición inquebrantable, signo distintivo y seña de identidad de la democracia española.

2) Porque existen los pactos preelectorales. Los partidos políticos son bastante reacios a hacer pactos preelectorales por escrito, firmados y hechos públicos cara al pueblo antes de votar. En la cultura política española, se deben normalizar, fomentar y crear conciencia de los pactos preelectorales. Hay varios tipos de pactos preelectorales. Puede ser de lista única o no. Puede ser simplemente un pacto de ayuda mutua para votar al partido más votado en la sesión de investidura (pacto de investidura preelectoral). En cualquier caso, a efectos de formar gobierno, cualquier pacto preelectoral entre partidos de ámbito nacional, por escrito, firmado y hecho público cara al pueblo antes de las elecciones se debe considerar lista única o coalición.

Debemos erradicar la tentación de los pactos postelectorales entre perdedores para desbancar del gobierno al partido/lista/pacto más votado. El único pacto postelectoral válido es el que se hace con el partido/lista/pacto vencedor de los comicios.

3) Porque existe la moción de censura. En efecto, por ello siempre hay que dar a la lista más votada la opción de formar gobierno en un primer momento. No dar esa opción es inteligente pero darla es todavía más inteligente. Porque la gobernabilidad y estabilidad política pueden alcanzarse después. Y si no se alcanzaren, para eso está la moción de censura, potente instrumento constitucional que se debe usar con responsabilidad, moderación, justificación, motivación y carácter extraordinario, y no de mánera frívola, como hemos visto varias veces desde la restauración de la democracia, por motivos más personales o partidistas que nacionales, lo que supone banalizar, desvirtuar y degradar la moción de censura.

E.B.