La obsesión actual por lo bello nos puede afectar a todos. Esta preocupación constante por el cuerpo, estar en los gimnasios, alcanzar la supuesta La perfección muscular pero en dirección estética va marcando el ritmo de la vida en las ciudades, en el fenómeno urbano, que a la vez es donde el individuo se sumerge y queda anónimo.

El estar siempre pendiente de las curvas, de un cuerpo “perfecto”, de estar guapos y guapas hasta llegar a la vejez y más nos ha hecho olvidar que lo feo y lo grotesco es muy importante.

Si no existiera la feo no pudiera aparecer lo bello. Y siempre viéndolo desde el punto de ahora, de lo que es considerado bello , de lo que se considera feo.

Una cucaracha o una rata nos repele y son consideradas feas y una gacela bonita y nos atrae la mirada.

En el momento de ahora las bellas o los vellos, van por la calle los fines de semana dando tumbos y borrachos hasta las trancas, esto es feo.

Los guapos de la clase alta , huelen muy bien y visten trajes exquisitos a la vez que son celebrities de toda clase y todos quieren hacerse selfies con ellos, sin embargo estos en muchas ocasiones son parásitos , viven de los demás, arruinan su vida con el alcohol y las drogas, roban dinero público según sea su posición, y algunos suelen morir en extrañas circunstancias, en otras las familias no quieren que trascienda la información de su muerte, todo esto es muy grotesco.

Hoy, también se observa que si es una persona con rasgos no muy agradables la gente se le acerca porque puede que tenga más en la cuenta corriente que ellos, esto no es bonito.

Los guapos de hoy no se suelen reír con una carcajada a mandíbula batiente porque están tan pendientes de su supuesta hermosura que no quieren que la risa les desfigure el rostro.

El hecho de no reír sanamente les va carcomiendo la vida, así que tarde o temprano van cayendo en graves enfermedades bien transitorias y recuperables con la medicina actual o bien finitas.

Lo “feo” y grotesco se procura ocultar a veces con la fina excusa de que “no es el momento”.

Finalmente se ha expuesto ante el universo una pequeña sociedad muy fea por dentro y muy “guapa” por fuera, siempre pendiente del último modelito de ropa, dientes estéticos y brillantes y un peinado con los rizos bien organizados y estirados.

Lo feo y también la muerte se suele ver mucho por los dispositivos móviles o televisión y como se piensa que eso está muy lejos y que no va a afectar pues no se suele hacer nada para cambiar las cosas de alguna manera.

Y esta es la sociedad de la búsqueda de la perfección en un mundo que no es perfecto porque nadie somos modelo de nadie y tampoco ninguno de nosotros será perfecto dado que eso es imposible.

Nos da pavor que alguien nos engañe cuando todo este sistema es un engaño en sí, los individuos mismos son una mentira porque cada uno se ha fabricado un rol que no es el mismo.

Vivimos engañados por nosotros mismos y tanto nos podemos llegar a engañar que en algún momento el individuo olvida quien es o quién fue algún día.

Jesús Antonio Fernández Olmedo