Estas Olimpiadas no están siendo todo lo que debieran en cuanto su esencia, que ya la han perdido, como una entidad de unión en torno a la paz de los pueblos y propagación de valores de paz y concordia.
En primer lugar porque se negó la participación de Rusia por la guerra con Ucrania y sin embargo se permite la de Israel cuando está cometiendo una masacre en Gaza. Son Olimpiadas con un carácter de poder Occidental.
Por otro lado y esto es otra cara más de los juegos , irrumpe todo un ensayo de la inteligencia artificial con cámaras por toda la ciudad, sistemas de videovigilancia , rastreo y etc… todo se vende bajo el pretexto de nuestra “seguridad” y en prevención de un supuesto ataque terrorista. El presidente de la república se reunió antes de los juegos con empresas relacionadas con el sector de la ciberseguridad para que estos juegos sirvieran de ensayo.
Un modelo como el Chino pero blanqueado a la europea. Todo un sistema de rastreo ciudadano y de control embozado.
Y por último podríamos recalcar la enorme presión sobre los participantes atletas que se mantienen sobre ellos con el objeto de conseguir resultados. Esto genera una violencia psicológica sin igual , ya que no se está viendo una competición saludable y empática, aunque las apariencias manejen lo contrario sino que se trata de ganar a costa de reventar el físico para que el país de turno se cuelgue la medalla. Todo esto, como verán, se antepone al origen de la palabra Olímpico que viene de lo sagrado y por ende espiritual.
Jesús Antonio Fernández Olmedo
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